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Nov

2017

El 19 de noviembre no fue sólo Día de Elecciones: También se vivió la Primera Jornada Mundial de los Pobres

Algunas de las obras jesuitas y Caritas Chile se plegaron a la Jornada instituida por el Papa Francisco y sentaron a la mesa de la integración a adultos mayores, personas en situación de calle, migrantes, entre otros excluidos, como invitados de honor.

“Unidos a lo que la Iglesia está haciendo ahora en todo el mundo, esta mesa de la integración se extiende para que todos quepamos en ella. En el día de las elecciones queremos poner al pobre y sus gritos de justicia en el corazón del país desde el corazón de la Iglesia”, decía ayer el capellán del Hogar de Cristo Pablo Walker.

Con 31 grados de temperatura y 31 acogidos y migrantes que viven en campamentos, bajo los frondosos plátanos orientales del Parque Forestal, Hogar de Cristo, Techo, Fundación de la Vivienda,  Selavip y Caritas Chile se sumaron a la invitación del Papa Francisco: sentar a la mesa como invitados de honor a los excluidos, a las personas en situación de calle, a los vecinos más marginados del barrio, en la Primera Jornada Mundial de los Pobres, que coincidió con las elecciones.

La Jornada fue instituida por el Papa en junio y nadie reparó en Chile que coincidiría con el proceso eleccionario, ya que la fecha elegida fue el 19 de noviembre. Y, aunque las normas del SERVEL limitan las actividades públicas, la Intendencia de Santiago autorizó el pequeño y sencillo acto que contó con la activa participación de carabineros de la Primera Comisaría de Santiago que trabajan una “política de la integración” y quienes se sentaron a la mesa con adultos mayores, migrantes y personas en situación de calle que se mueven habitualmente por el barrio Lastarria y los alrededores del Parque Forestal. También se acercaron turistas, transeúntes, ciclistas y familias que disfrutaban del parque a las 3 de la tarde después de haber votado.

El sacerdote jesuita Pablo Walker fue “el conductor” de los testimonios que fluyeron con sencillez y naturalidad a la sombra de los árboles. El suboficial de Carabineros Alexis Aceituno dijo que “nosotros somos chilenos como ustedes y trabajamos por la integración y la inclusión. Estamos felices de compartir esta merienda y conversación con todos ustedes”. Eso, mientras tres carabineras de moño perfecto compartían alegremente con los adultos mayores de la Casa de Acogida Joss Van der Rest del Hogar de Cristo, y todos disfrutaban de refrescantes jugos de frutas y sándwiches fríos.

El jesuita Juan Cristóbal Beytía, capellán de Techo, señaló: “Es un honor estar con ustedes y eso no es algo que estemos acostumbrados de decir. Ojalá todos pudiesen decir que es un honor compartir con otros chilenos, ojalá todos en Chile pudiésemos decir que es un honor estar con gente distinta. Ojalá pudiésemos soñar un Chile con todos, como esta mesa. Si falta alguien a la mesa, la tarea no está completa. Y por eso tenemos mucho que hacer, ya que si la mesa está incompleta, esto no puede llamarse país”.

Felipe Arteaga, director ejecutivo de Fundación Vivienda, señaló por su parte: “En una sociedad en donde encontrarse y compartir con un distinto no tiene valor, compartir una mesa con los más excluidos de la sociedad se vuelve revolucionario e invita a construir un país y una ciudad donde todos seamos parte”.

La periodista Haydée Rojas, jefa de prensa de la presidenta Bachelet y encargada de comunicaciones de la visita del Papa Francisco a Chile, también se sentó a la mesa en esta Primera Jornada de los Pobres, convencida de que este será el debut de algo que irá prendiendo en el tiempo. “En un año más hay que volver a poner la mesa bajo estos árboles e invitar a los más excluidos, para compartir con ellos, verlos y, más que eso, oírlos, tal como se hizo esta tarde”.

El papa Francisco justificó así esta iniciativa que reunió ayer a 4 mil desposeídos venidos de toda Europa en una gran misa en la Basílica de San Pedro: “Al final del Jubileo de la Misericordia quise ofrecer a la Iglesia la Jornada Mundial de los Pobres, para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. Quisiera que, a las demás Jornadas Mundiales establecidas por mis predecesores, que son ya una tradición en la vida de nuestras comunidades, se añada esta, que aporta un elemento delicadamente evangélico y que completa a todas en su conjunto, es decir, la predilección de Jesús por los pobres”.

En el mismo día en que los chilenos celebrábamos la que debe ser una fiesta de la democracia, el Papa llamó a tener conciencia de que “la pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Una lista inacabable y cruel que resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada”.

“Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados”.

“Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Pero sobre todo es clave que los veamos, y no sólo para tomarnos selfies con ellos o usarlos en discursos populistas”, terminó diciendo el capellán del Hogar de Cristo.