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Covid-19

Dic

2020

Los Twitteros Solidarios que paran 192 ollas comunes en Valparaíso

En este tiempo de pandemia, la organización que cumplió 9 años, ha estado abocada exclusivamente a apoyar las ollas comunes. Ya son 192 en la región de Valparaíso las que han recibido los alimentos y toda la ayuda que estos Tuiteros Solidarios recolectan a través de las redes sociales junto a cuotas de esperanza y cariño que aportan 70 voluntarios.

Por María Teresa Villafrade

Fernando Garay, fundador y director de Twitteros Solidarios, la red de ayuda que este 10 de diciembre pasado cumplió 9 años, ha conseguido algo imposible: doblarle la mano a la odiosidad que abunda en Twitter y transformarla en una cadena fraterna de amor y de ayuda al prójimo, principalmente destinada a las personas en situación de calle y a niños y mujeres de los campamentos.

Reacio a hablar de sí mismo, no revela su edad ni su profesión, pero se explaya en elogiar a los 70 voluntarios, un 70% conformado por mujeres, que cada año se embarcan en los llamados desafíos temáticos, que están asociados a las necesidades que detectan y a las catástrofes que de tanto en tanto golpean a nuestro país.

“Twitteros Solidarios nació el 2011 por cosas del azar. Ese año empecé a utilizar Twitter, una red social que hoy es tan violenta, pero desde un principio quise sacar lo mejor de ella”, recuerda. El objetivo principal o “target” como él señala, fueron las personas en situación de calle. Uno de los primeros desafíos en pro de los más excluidos de la sociedad se llamó “Tejiendo amor”, que por primera vez, en 9 años no pudo realizarse en 2020 a causa de la pandemia.

“Básicamente consiste en motivar a la ciudadanía a tejer cuadrados de lana, actividad en la que participan muchas mamás y abuelitas. Cada año organizábamos un gran evento en el Hotel O’Higgins para regalonear a las tejedoras, el último que hicimos juntamos más de 20 mil cuadrados e hicimos mil mantas de lana; varias de ellas fueron a dar a las camas de la hospedería de Hogar de Cristo en Valparaíso. Recorrimos toda la región e incluso llegamos hasta Santiago a entregarlas”, cuenta Fernando Garay, quien recalca que junto con abrigar en invierno, también dan esperanza y amor, “porque cada manta está tejida con mucho cariño, ninguna es igual a otra, son todas únicas”.

Este año la pandemia cambió las cosas y se abocaron exclusivamente a apoyar las ollas comunas. Dice que en Viña del Mar hay más de 130 y en Valparaíso más de 200. “Ya son 192 las ollas visitadas entregando ayuda, alimentos, pero me gusta siempre agregar que damos una cuota de esperanza, de admiración por la tremenda labor que hacen los que las sacan adelante. La semana pasada estuve en la hospedería del Hogar de Cristo en Valparaíso, entregando una alegría porque el trabajo que hacen ellos es muy significativo para las personas en situación de calle. Ellas son nuestro target, junto a los niños y mujeres de los campamentos”.

-¿Cómo se organizan para funcionar?

-Funcionamos como un club, nos juntamos cuando cada uno tiene tiempo. Cada desafío tiene un motivo, tiene una bajada. Tenemos varios eventos íconos en el año: en agosto, por ejemplo, por ser el mes del padre Hurtado y de la solidaridad, en conjunto con el Hogar de Cristo, en la Iglesia de la Matriz, hacemos una porotada grande para 700 o más personas. Octubre estamos dedicados a promover nuestra campaña de concientización sobre el cáncer de mamas. El grupo de 70 voluntarios de Twitteros Solidarios cada cierto tiempo se fija un objetivo”.

“NO HACEMOS NADA EXTRAORDINARIO”

Si bien se movilizan fundamentalmente entre Viña, Valparaíso y otras comunas de la región, cada vez que ocurre una catástrofe, se comprometen: “Estuvimos en el terremoto de Iquique, en el aluvión de Coquimbo, en el megaincendio de Valparaíso y en Santa Olga. Somos una plataforma rápida para recolectar ayuda, no somos una agrupación asistencialista, lo que nos mueve es movilizar a las redes sociales para que la gente pueda ayudar. Cada vez que ocurre una catástrofe de las grandes que necesita muchas manos y corazones, ponemos a funcionar nuestras cuatro plataformas: Twitter, Facebook, Instagram y Linkedin. En un día, logramos juntar 30 toneladas de alimentos y agua, partimos a la región afectada con la ayuda de una línea aérea y de camiones que siempre nos cooperan en el transporte. En ese sentido, estas redes son muy efectivas y eficientes, en menos de 48 horas ya estamos partiendo a entregar la ayuda ya sea en Copiapó o en santa Olga. Es algo rápido, sin burocracia. Todo lo hacemos a través de las redes sociales”, explica.

Es así como a lo largo de 9 años, han cultivado relaciones de confianza con distintas empresas y personas que constantemente les están colaborando. “Lo que más le gusta a la gente es que la ayuda llega de manera directa a los afectados, sin intermediarios ni la posibilidad remota de que la ayuda se quede en el camino. Si hay gente en los albergues, nosotros mismos entregamos directamente. La gente confía en nosotros. No hacemos nada extraordinario sino lo que debemos hacer, recibimos y entregamos, somos un puente entre la gente que puede ayudar y la gente que lo necesita. En ese contexto, los Tuiteros Solidarios somos dignos de confianza y por eso nos siguen colaborando las personas, las empresas, los que ya conocen nuestra forma de trabajar”.

Fernando Garay dice que se siente más útil a la sociedad “y más feliz que hace nueve años”. Él y su equipo son “fabricantes de sonrisas” e invitan a la gente a sumarse principalmente entregando su tiempo. “Nosotros nos encargamos de buscar y gestionar la ayuda, los insumos, pero necesitamos que nos ayuden a distribuirla, que la gente nos regale tiempo, alegría y corazón. Están todos invitados, menos los políticos y candidatos porque la solidaridad la cuidamos un montón, que no se desvirtúe”, advierte.

-¿Por qué no aceptan a los políticos?

-La política está muy desprestigiada, pero es muy necesaria para que el país avance, eso no lo niego, pero nosotros no nos abanderizamos con nadie. Ha sido nuestra manera de hacer las cosas.

EL PATIO TRASERO DE VIÑA

Los Twitteros Solidarios se han preocupado de conocer dónde hay más necesidad y por ello, tienen una alianza muy fuerte con los cientos de campamentos que hay en la zona. El más grande de Chile, según el director, es el campamento Manuel Bustos y le sigue el Felipe Camiroaga, ambos ubicados en los cerros más altos de Viña del Mar.

“En Valparaíso está un campamento ícono que es el Mesana, ubicado también en uno de los cerros más altos del puerto, el Cerro Mariposa, a un costado de la cárcel, y cerca también está el campamento Violeta Parra. Con todos hemos cooperado, muchos de ellos no tienen agua, les llega en camiones aljibe. Pero más que nada necesitan ser integrados, sentirse parte de una comunidad y no tan desamparados. A los niños les enseñamos a cuidar el medio ambiente. Les llevamos alegría”.

Han entregado ayuda en terreno a 192 ollas comunes entre Viña del Mar, Valparaíso y Quilpué. “Ha sido dura la pandemia, ha sido muy difícil para mucha gente, estas ciudades estuvieron mucho tiempo en cuarentena, subió el desempleo, en los campamentos muchas mujeres trabajaban en turismo, en restaurantes, en hoteles y todo estuvo cerrado por casi todo el año, por eso hay tantas ollas comunes. Hemos llevado cajas de pollo, sacos de papas, muchos alimentos”.

Hace poco realizaron, con el apoyo del club deportivo Everton, un partido virtual a mil pesos la entrada. “Se superaron todas las expectativas, de lo que se recaudó Everton nos duplicó la cifra y se reunió un total de 18 millones de pesos que se distribuyeron en 52 ollas comunes de Viña del Mar. La directiva del club me acompañó a entregar esa ayuda. El presidente es un mexicano que quedó muy sorprendido de conocer esta situación”, agrega.

A través de fotos y videos que publican en sus distintas plataformas, Tuiteros Solidarios se ha ganado la confianza de la gente. “La credibilidad es nuestro principal capital, ha sido muy hermoso recibir este voluntariado, somos una familia, porque entre nosotros también nos ayudamos”.

Tienen personalidad jurídica y un equipo afiatado, donde cada uno cumple su función: cocina, producción, clínica deportiva. “En estos 9 años hemos realizado 34 desafíos, y este 2020 nuestra ayuda ha llegado a más de 200 mil personas. Las mujeres son el principal motor, son más solidarias que los hombres. Entre los voluntarios hay matrimonios con hijos, profesores, parvularias. Para Navidad estamos pensando en recolectar regalos a los niños de los campamentos, pero no está fácil, la economía está muy apretada”.

¡Te invitamos a apoyarlos en sus redes sociales para que siga creciendo esta red solidaria de esperanza y amor!

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