Jul
2020
Pablo Araya: “Los profesores están teniendo responsabilidades más allá de las pedagógicas”
Así piensa el director del Servicio Local de Educación Pública Gabriela Mistral de la Región Metropolitana, que comprende las comunas de La Granja, Macul y San Joaquín. Desde su cargo quiere impulsar en su territorio un espacio de reencuentro educativo para evitar la desescolarización a raíz de la pandemia, y reconoce que se están haciendo esfuerzos enormes en este sentido.
Por María Teresa Villafrade
A partir de marzo de 2020 y prácticamente en paralelo con la llegada del coronavirus a nuestro país, Pablo Araya asumió el cargo de director del Servicio Local de Educación Pública Gabriela Mistral que comprende las comunas de La Granja, Macul y San Joaquín. Hay que recordar que la Ley que crea un nuevo Sistema de Educación Pública, transfiere los establecimientos educacionales de los 345 municipios –donde están radicados ahora–, a 70 nuevos Servicios Locales de Educación, uno de los cuales es el Gabriela Mistral. Con ello, se crea un nuevo Sistema Nacional de Educación Pública para mejorar la calidad de los aprendizajes y convertir a esos jardines, escuelas y liceos públicos en estándar del sistema educacional en su conjunto.
Pablo Araya es administrador público de la Universidad de Santiago de Chile y Máster en Administración Pública de la London School of Economics and Political Science (MPA) con mención en economía y políticas públicas. Anteriormente se desempeñó como director de educación de la Corporación Municipal de Melipilla, fue jefe del departamento de planificación de la secretaría regional ministerial de educación y Coordinador Nacional del Programa Liceos Bicentenarios.
-¿Cómo ha sido asumir este cargo en medio de una pandemia?
-Lo primero es reconocer que nadie estaba preparado para esto, estamos frente a un fenómeno desconocido y, si antes teníamos a un grupo que por ciertos factores era más propenso a caer en el abandono, hoy existe un factor adicional que está influyendo, que es la falta de clases presenciales. Muchos actores están reconociendo que están haciendo esfuerzos enormes para evitar que los alumnos pierdan el ritmo de aprendizaje escolar y caigan en el abandono del sistema.
-¿Cuál es la forma en que debe enfrentarse este problema?
-Como sostenedor lo que estamos impulsando y lo hemos planteado en la mesa Compromiso País es que hoy el principal foco para nosotros y los colegios es mantener vivo el contacto con los niños y eso se traduce en términos de política pública en que este contacto debe ser ordenado y sistematizado de forma que tengamos el panorama global. Lo que puedo decir con certeza es que en marzo el grupo de riesgo que teníamos de no terminar la escuela era de un 10%, en un universo de 14 mil estudiantes y hoy ese número está aumentando, por eso es importante que el colegio conozca la realidad de cada estudiante.
-¿De qué manera se puede lograr esto?
-No se trata de que hagas seguimiento sino de que identifiques a aquel grupo más riesgoso a desertar, y ahí cooperemos todos: desde el sostenedor, poniendo los recursos para que esto pase; el director orientando a las personas correctas –sicólogo, asistente social, profesor jefe– para que sean capaces de identificar aquellos niños y familias que están en problemas y que puede quedar excluidos. A nivel de política pública, para el sostenedor es muy importante contar con información fidedigna, y eso requiere esfuerzos enormes en términos de tiempo, de contacto, de llamadas telefónicas, de usar el el whatsapp…”.
-Una vez identificado este grupo de riesgo, ¿qué sigue?
-La segunda parte es que, una vez identificado estos alumnos, a nivel de política pública, se tiene que impulsar el acompañamiento y disponer los recursos para evitar que ocurra el abandono. Los que pueden hacer esta labor son el sicólogo, la asistente social, el profesor jefe, el equipo directivo. Aquí he visto acciones de muchos profesionales que han ido a las casas a preguntar y saber cómo están los alumnos y sus familias, aunque es cierto que esto se complica en las comunas con cuarentena. Yo me quedaría en que la política pública debe estar orientada primero a saber cuánto es el público objetivo y después destinar los recursos humanos para llegar a ellos.
“NO ES NORMAL HABLARLE A UNA CÁMARA 12 HORAS AL DÍA”
Pablo Araya señala que ha visto cómo se han activado en los colegios campañas de ayuda y la entrega de canastas familiares. “Nosotros como servicio local también hemos hecho algunos esfuerzos, porque el fenómeno que estamos viviendo es que hay personas que están cayendo o van a caer en una situación económica que nunca antes habían estado, entonces no saben cómo actuar, a qué recurrir, y pueden tomar decisiones erradas. Por ejemplo, un alumno en cuarto medio se ve en la necesidad de hacer algo por su familia en el corto plazo, pero el punto es que no pierda de vista el largo plazo y lo importante que es terminar sus estudios. Un buen mensaje por parte del sostenedor y los colegios, es entregar ese acompañamiento, ofrecer tutorías y ayudas para estos estudiantes.
Cuenta que durante las primeras semanas, las canastas de la Junaeb no tenían tanta demanda, pero ahora prácticamente no queda ninguna sin solicitar. “Las familias están acusando el golpe socioeconómico en estos tres meses que llevamos de pandemia, si bien agradecen todos los esfuerzos se sienten más vulnerables”, agrega.
El rol del profesor, a su juicio, es relevante. Es el primero en dar la alarma cuando se da cuenta de que hay un estudiante que no se contacta. “En este contexto de pandemia, los profesores están teniendo responsabilidades más allá de las pedagógicas. Su labor no se limita solo a enseñar las materias que dice el currículum sino también a escuchar y conocer un poco más al estudiante y principalmente a generar un vínculo. También sabemos por la neurociencia que este vínculo es muy necesario para mejorar el aprendizaje. Los profesores hoy manejan mucha más información de sus alumnos, de sus familias, y han tenido un rol muy importante”.
Para evitar el estrés, explica que en abril el Servicio Local que dirige entregó orientaciones e indicaciones para regular el trabajo de los profesores y su horario. “Quisimos resguardar los espacios de descanso. No es normal hablarle a una cámara 12 horas al día, eso no puede ser. Esos lineamientos lo hemos dado como servicio, lo hemos hecho y es importante que tanto sostenedor como directores tengan conciencia y sean muy criteriosos a la hora de solicitar temas, hay asuntos que pueden esperar, no todo es urgente. Yo creo que hemos estado atentos y estamos haciendo esfuerzos económicos también para ayudar a los profesores que no tiene conexión a internet. Nuestra tarea es buscar las vías y los medios para que puedan desempeñar un buen trabajo en esta situación tan excepcional que estamos viviendo”.
Un dato relevante es que entre octavo básico y primero medio es cuando más “se nos pierden los estudiantes, un 5% de ellos aproximadamente, según la estadística. Por eso estamos trabajando de manera muy focalizada y profesional en ese segmento para que esto no pase”, concluye Pablo Araya.
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