Señor Director:

En la previa del 18 de septiembre, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, y el ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, presentaron el Sistema de Alerta Temprano (SAT), que permitirá –esa es la promesa – identificar a los alumnos “en riesgo de deserción”.

Agota hacer esta corrección tantas veces: los niños y jóvenes no “desertan” del sistema escolar, porque eso implicaría una decisión consciente; estos estudiantes, por lo general de alta vulnerabilidad y pobreza, son arrinconados, marginados y finalmente excluidos por un sistema educativo que no considera sus circunstancias y el profundo daño que acarrean.

La ministra Cubillos dijo que la iniciativa tiene dos ejes: prevención y reinserción. Celebramos la primera, pero seguimos esperando la segunda, el reingreso.

Seguimos a la expectativa y esperanzados de que se dicten medidas para aquellos que ya salieron del sistema y que son 222 mil niños, niñas y adolescentes a los cuales Chile les niega su derecho a la educación. El SAT no aplica para ellos, porque ya están fuera. Por eso, la pregunta es: ¿cómo logramos que vuelvan a las salas de clase y digan presente en el lugar correcto?

Para este numeroso grupo se requiere una oferta especializada, pertinente a su realidad. Y esta consiste en aulas y escuelas de reingreso, y en programas socioeducativos de reinserción que logren reparar el daño y hacer que los chicos retomen sus trayectorias educativas. Porque no se trata sólo de detectar al excluido y devolverlo a la misma escuela que lo expulsó, eso ciertamente, no le serviría a él, y menos a los que ya están fuera desde hace tiempo.

Liliana Cortés, directora de Fundación Súmate del Hogar de Cristo. 

¡Necesitamos 10.000 firmas para apoyar su reinserción educativa de miles de niños y jóvenes!

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