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Entrevista

Ago

2019

Javier Arrey, barítono: Viene al Hogar de Cristo a compartir música y amor

Su proyecto “Sharing Music, Sharing Love” tiene casi 7 años de existencia y forma parte de una iniciativa social que busca acercar la ópera y la música a públicos que usualmente no tienen acceso a este tipo de espectáculos, llevando amor y dignidad a quienes más lo necesitan. Este proyecto se ha llevado a centros de reclusión juvenil, hospitales, casas de acogida, hospederías, tanto en Estados Unidos como en Chile. Este 1 de septiembre Javier Arrey, junto a dos sopranos, una mezzo y un tenor, ofrecerán su arte al público que atiende diariamente el Hogar de Cristo.

“Me impresiona en cada uno de estos conciertos la gran acogida del público para con la ópera y la música clásica, desde los niños hasta los adultos mayores…para casi el 100% de nuestras audiencias estos conciertos significan su primer encuentro con la ópera, eso nos llena de alegría y satisfacción”, nos comenta el barítono chileno Javier Arrey Cariaga (37), quien desde hace unos 7 años viene desarrollando con gran éxito su proyecto “Compartiendo Música, Compartiendo Amor”.

Se trata de una iniciativa personal en la cual se unen fuerzas con diferentes organizaciones y privados para llevar conciertos gratuitos de alto nivel a distintas instituciones que trabajan con grupos de personas en extrema vulnerabilidad y pobreza en Chile y en el mundo. El próximo domingo primero de septiembre Javier llevará esta iniciativa a acogidos de distintos programas del Hogar de Cristo en Estación Central.

Son encuentros conmovedores para los asistentes y para los mismos músicos. Él recuerda una anécdota de muchas que lo emocionó. Sucedió en Washington DC, Estados Unidos, lugar en donde actualmente reside: “Llevamos este proyecto a una Iglesia y dedicamos el concierto a personas en situación de calle. Además de un segmento de preguntas del público, que busca darle un sentido también pedagógico a esta experiencia, realizamos un recepción post concierto para compartir con todos nuestros invitados; al final del evento una de nuestras voluntarias nos trajo un sobre cerrado con 20 dólares en su interior que había dejado una de las personas asistentes al evento, una persona en situación de calle, que, a pesar de saber que todo era gratuito y un regalo para ellos, no quiso irse sin dejar una contribución para que siguiéramos compartiendo música y amor. Ese gesto de gratitud y grandeza nos conmovió profundamente y nos recordò que siempre es mejor dar que recibir. Conservamos ese sobre con los 20 dólares como un símbolo de que los valores de la gratitud y el compartir son importantes y alcanzables para todos; la música es un don, un regalo, que nos transforma y debe ser compartido”, dice el músico valdiviano.

-¿Ves en la música un valor terapéutico?

-Son conocidos y valorados, incluso por la comunidad científica, los efectos y virtudes de la música en el cerebro humano, su beneficio especialmente a temprana edad. Pero además, la música tiene la capacidad de impactar nuestras emociones y espiritualidad, eso intangible que muchas veces define todo lo demás.

Javier Arrey está desde hace un mes en Chile ensayando para las cinco presentaciones que hará el Teatro Municipal de “Rodelinda”, la ópera de Händel, con el elenco internacional. En la previa del debut, la noche del sábado 24 de agosto, antes de un ensayo, conversamos con él para entender qué motiva su proyecto “Compartiendo música, compartiendo amor”.

“El sentido es compartir y llevar no sólo buena música, sino también amor y dignidad a quienes más lo necesitan. Hoy vivimos inmersos en una cultura extremadamente individualista, nos cuesta pensar en el otro. Creo que todos tenemos algo que compartir y algo que entregar, el cambio comienza en y con nosotros. No es una cuestión religiosa, política, ni ideológica. Es la certeza de que somos parte de algo más y que nuestra sociedad misma necesita crecer en empatía, misericordia y solidaridad.

Aunque “no es una cuestión religiosa”, reconoce que es un hombre de fe. Siempre lo ha sido. “Nuestro próximo concierto para las personas que atiende el Hogar de Cristo lleva como lema una frase muy potente que fue dicha por el único y gran referente, Jesucristo: No he venido a ser servido, sino a servir. En medio de las constantes crisis que enfrentan diferentes instituciones de nuestra sociedad, creo relevante recordar que el único gran referente y modelo a seguir es y será siempre Jesucristo, no nosotros. Si la persona más importante de toda la historia de la humanidad, perfecta en todo, vino a servir, no nos queda más que seguir su ejemplo”.

Hijo de un fotógrafo profesional y de una dueña de casa, nacido en Valdivia, descubrió su vocación musical justamente en un templo, que contaba con tres coros y muchos instrumentos musicales. Llegar a ese lugar marcó su vida y su vocación. Estudió piano y empezó a esforzarse por seguir lo que ya sabía era su pasión, la música y el canto. A los 17 años se vino, con mucho esfuerzo económico de sus padres, a estudiar Licenciatura en Música con mención en interpretación en canto lírico, a la Universidad de Chile, carrera para la cual en esos años, asegura, no había crédito universitario.

“Sé que es posible soñar y salir adelante con trabajo, pasión y fe, y creo que es una responsabilidad dar testimonio de aquello en estos conciertos y motivar a nuestras audiencias, especialmente juveniles, a seguir soñando y creyendo que es posible salir adelante y cumplir sus sueños y metas”.

Serio, compuesto, trabajador, en 2007, fue escuchado y “descubierto” por el afamado tenor Plácido Domingo en una visita a Chile. En 2010, el maestro Domingo lo invitó a integrarse a uno de los programas de perfeccionamiento que él mismo dirige en el teatro de la ópera nacional de Washington, Estados Unidos, (Washington National Opera), ciudad en donde reside actualmente junto a su familia.

Como dijimos, el próximo domingo primero de septiembre, en una Parroquia de Estación Central, Javier, las sopranos Paulina González y Pilar Garrido, la mezzosoprano Evelyn Ramírez y el tenor José Azócar, junto al pianista Jorge Hevia, ofrecerán un variado repertorio operístico y de cámara con repertorio en italiano, francés y checo, para todos los acogidos de diferentes programas del Hogar de Cristo. “Será un concierto muy especial, contaremos con los mejores artistas chilenos de la actualidad y en un clima muy cercano y familiar ”, afirma Javier Arrey. Como es su costumbre desde que partió con esta iniciativa cuando fue invitado a hacer una presentación a su natal Valdivia y decidió ofrecer acceso gratuito a estudiantes de diferentes liceos de la ciudad al ensayo general, el concierto “Compartiendo Música, Compartiendo Amor” incluye preguntas del público.

#Involúcrate con las más de 32 mil personas que acoge el Hogar de Cristo.

 

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