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Entrevista

Dic

2015

Cristián del Campo sj “Ser solidarios cuando faltan confianzas se hace mucho más difícil”

     Yo creo que el Padre Hurtado nos ayudaría y de manera bien fuerte, a que pudiéramos hacer las preguntas actualizadamente. Nos empujaría a preguntarnos ¿dónde está el rostro de Cristo, cuáles son los pobres de hoy, dónde están las grandes deudas?”

No ha parado desde que el 30 de septiembre de 2013 asumiera como Provincial de la Compañía de Jesús en Chile. Venía de ser capellán de Techo y vibra cada vez que habla del tema, hoy sumido en una polémica luego que entrara en colisión con el gobierno. Dos años en que le ha tocado duro como provincial, desde las investigaciones internas, hasta las diferencias con el Arzobispo de Santiago. Sentado en su oficina, con un café en la mano y una agenda plagada de reuniones y viajes, nos recibe con agenda abierta, para tratar todos los temas.

A 10 años de la canonización de San Alberto Hurtado, Chile ha cambiado ¿Qué es hoy, en este contexto social, ser solidario?

Yo creo que eso ha influido de manera muy profunda en la solidaridad. Piensa tú el cambio que significa tener hoy un estado que es capaz de llegar con su acción, donde antes otros tenían que suplir esa ausencia, como primer fenómeno. Pero también con todo lo que ha pasado en los últimos 10 años, la profundización de la crisis más institucional, ser solidarios cuando faltan confianzas se hace mucho más difícil. La gente sospecha de todo, incluso de las buenas intenciones de las peticiones de ayuda. La crisis institucional pasa por perder la confianza en referentes, en personas, o instituciones que nos hacen llamados a ser más solidarios. Hoy, la verdad, se hace mucho, mucho más difícil. Está todo cuestionado.

¿Cuánto les ha afectado a ustedes como jesuitas esta crisis de confianza cuando ustedes apelan a esta misma solidaridad, por ejemplo, en el Hogar de Cristo?

Somos víctimas del propio éxito, cuando Chile tiene a fines de los años ’80, a vuelo de pájaro, el 45% de la gente bajo la línea de pobreza, 45% en la clase media y 10% en una situación menor. Y cuando en 20 años eso baja a 15 o menos del 15% bajo la línea de pobreza, es una clase media y obviamente que los temas son de clase media.

¿Y qué pasa con los 2 millones de pobres?

Ese es el problema. Las grandes demandas ya no tienen que ver con educación, o infraestructura, sino con calidad y los que están en la calle tienen demandas legítimas, pero obviamente que eso invisibiliza. Y yo creo que también hoy en este ambiente más desconfiado, en este ambiente donde todas las instituciones están en crisis, y este ambiente donde se ve un gobierno que tiene recursos, entonces la pregunta es “¿por qué?”, ¿por qué tienen que haber instituciones que suplan lo que el gobierno o el estado puede hacer, si los recursos están? Nadie puede decir que Chile es un país pobre. Hoy hay menos recursos, hay una crisis y hay un ministro Valdés tratando de recortar a toda costa un presupuesto. Sí, pero perdona, ahí hay una crisis en un país que tiene 22 mil dólares per cápita.

Pero ¿cómo se lo van a plantear ustedes, que tienen estas obras que son muy emblemáticas también?

Para nosotros es muy complicado. Yo creo que para muchas instituciones de la envergadura del Hogar. Nosotros tenemos instituciones grandes como el Hogar, el Techo, que claro, cuando había una pobreza durísima y una pobreza durísima en un gran número, cuando era obvio que el estado no tenía ninguna posibilidad de llegar de manera rápida a eso, evidentemente que el rol de instituciones como el Hogar era clarísimo. Pero hoy nos podemos estar topando, porque el gobierno sí llega.

¿Y qué pasa con Techo en este país con ingreso medio en que el último terremoto, el ministerio del interior lo puso en entredicho y no lo dejó levantar las viviendas porque claramente dijo que tenemos medios como para hacerlo mejor?

Ese es un gran desafío. Cuando hay un estado que tiene los recursos, entonces nosotros tenemos que replantearnos cuál es nuestro rol y yo creo que lo que el Hogar de Cristo ha hecho de manera muy lúcida es volver a mirar la sociedad chilena, volver a mirar los bolsones más extremos de pobreza y hacerse la siguiente pregunta, que es muy ignaciana: ¿dónde otros no pueden llegar? Ahí nosotros queremos llegar. No donde están los pobres, sino donde están los más pobres entre los pobres. Aquellos a los que el estado no llega o porque el estado no los quiere ver o sea porque están en un listado de prioridades mínima. Eso es lo que nosotros tenemos que hacer: uno, tenemos que ser capaces de llegar a donde otros no llegan; y dos, tenemos que ser suficientemente fuertes y coordinados para hacer la incidencia necesaria para poner sobre la mesa del país temas que hoy no lo están.

¿Qué pasa con lo del terremoto?, ¿tú habrías seguido construyendo?

Sí, pero en Techo, el 95% si no más de lo que se está haciendo no tiene que ver con emergencia. Es muy menor para el Techo. La tarea es sacar familias del campamento en viviendas sociales de gran calidad, que el techo ha ido haciendo. Eso es lo que la gente no sabe. Cuando piensan en el Techo, siguen pensando en la mediagua. Y en la perpetuación del campamento. Justamente lo que techo hace es salir de ahí, es trabajar con las familias para que salgan de ahí a una vivienda definitiva, un barrio bien ubicado, con buen equipamiento, con todas las redes de contacto y ese es un trabajo que dura por campamento, muchos años.

¿Dónde el Hogar lo ha hecho bien?

Creo que en tema del adulto mayor. Una de las cosas que ha pasado en Chile en los últimos 10, 20 años es un cambio demográfico. Chile ya sabía lo que iba a pasar. Nos vamos envejecimiento como población y el drama es cómo podemos hacernos cargos de nuestros adultos mayores. Las familias con recursos pueden hacerse cargos, pero las de menos recur-sos no. Y otra área donde el Hogar lo ha hecho bien, a través de Paréntesis, es en el mundo de la droga. Esa cuestión es una a la que no le hemos pegado al asunto. Nosotros sabemos que en las poblaciones el narcotráfico, con todas sus consecuencias, se va metiendo, va ganando terreno. Ahí tenemos que meternos y ahí el hogar tiene que trabajar en terreno, pero al mismo tiempo levantar la voz para que estos temas sean temas de política pública porque el Hogar por sí solo no va a ser capaz de solucionar esto.

¿Partidario de legalizar la marihuana entonces?

No soy experto, Matilde. No soy experto. En principio yo diría no, y porque mi gran duda es si efectivamente la legalización de la marihuana va a ser una buena noticia para los más pobres. Mi impresión es que no. Pero al mismo tiempo, sin ser experto, reconozco que lo hecho hasta ahora como sociedad ha sido un fracaso. Hay que buscar alternativas, pero pensar que legalizar la marihuana va a ayudar, yo creo que no, porque el tema de la droga va mucho más allá de la marihuana.

A 10 años de la canonización del Padre Hurtado, ¿Cuál sería hoy su discurso?

Es un poco pretencioso. Yo creo que el Padre Hurtado nos ayudaría y de manera bien fuerte, como era él, a que pudiéramos hacer las preguntas actualizadamente y nos ayudaría o nos empujaría a preguntarnos dónde está el rostro de Cristo, cuáles son los pobres de hoy, cuáles son los más pobres entre los pobres de hoy y yo creo que ahí está el mundo de la droga, en las poblaciones tomadas absolutamente por la droga el mundo de la migración y yo creo que el mundo indígena. O sea, ¿dónde están las grandes deudas? ¿Dónde el estado es más incapaz? Ahí pondría los ojos el padre Hurtado.

Cristián, ¿es la Iglesia hoy un reflejo de Cristo? Y te lo pregunto por el intercambio de correos entre el cardenal Errázuriz y el cardenal Ezzatti. ¿Cómo recibiste tú, como provincial de los jesuitas este veto de la Iglesia local a Felipe Berríos?

Yo creo que el cardenal arzobispo de Santiago tiene todo el derecho a elegir de la terna que se le presente y a rechazar la terna. Ahora nosotros, yo personalmente, he tenido diferencias de opinión con el cardenal Ezatti, las he tenido, y algunas de ellas han sido más o menos públicas, ahora eso no quita que él tenga el derecho de hacerlo. Y obviamente que respecto del caso de Felipe, ni él ni yo hubiéramos concordado con que era una buena persona para ser capellán de La Moneda.

Pero ¿qué te parecen los términos en los que se refieren los cardenales a Felipe Berríos?

El cardenal Errázuriz dice que el pensamiento de Berríos es claro: “No sigan al Magisterio, síganme a mí, porque yo soy el profeta de la Iglesia del futuro, la cual acogerá de lleno la cultura del tiempo actual” No estoy de acuerdo, evidente. No pienso eso de Felipe. Es una persona fabulosa, es un jesuita que nos abre la cabeza, que es un aporte a la Iglesia y que yo personalmente no estoy de acuerdo con Felipe en todas las cosas que dice. Ahora, de verdad encuentro que eso está archi comentado, pero son mails privados. Yo a eso creo que se le ha bajado el perfil. Ahora dado lo primero que me preguntaste, o creo que nosotros como Iglesia, todos, no hemos estado a la altura de lo que es nuestra vocación y nuestra misión y no somos signo de algo trascendente o relevante o que ilumine a la sociedad chilena.

Lamentablemente estos correos son de la dirigencia de la Iglesia, ¿cuánto daño le hacen a la Iglesia?.. Y me refiero a la gente.

Lo que quieras, pero yo no creo que sean lo correos el punto. Para mí el punto es el modo como nosotros nos hemos hecho conscientes y cómo hemos tratado las situaciones de denuncia por abuso, cómo nosotros hemos respondido a una sociedad que se ha naturalmente secularizado, cómo nosotros nos hemos replanteado, cómo nosotros dialogamos, eso es lo que yo creo y todos nosotros no hemos estado a la altura y creo que la gente espera de nosotros como sacerdotes, como autoridades, que tengamos un estándar mayor y hoy la palabra si no tiene un reflejo claro en el modo en cómo yo actúo, es una palabra vacía. Y eso le pasa a los políticos, a los empresarios y particularmente a nosotros, porque nosotros deberíamos tener una coherencia mayor entre lo que decimos y lo que hacemos y hoy estamos pagando las consecuencias de eso. Y yo creo que es positivo que lo hagamos, porque entonces creo yo, el día de mañana, hablaremos más desde la humildad que desde una autoridad que nos ha sido conferida. Que seamos mucho más abiertos a escuchar lo que el otro cree y no nos mostremos tan poseedores de la verdad, porque nos hemos dado cuenta con dolor, que todos nosotros tenemos tejado de vidrio.

El 22 de octubre se inaugura el Acto de Unión Civil. ¿La Iglesia puede bendecir estas uniones?

Es una buena pregunta. Actualmente no. Y no, porque la Iglesia en su práctica, que responde a su Magisterio, a su pensamiento, sólo bendice a las parejas que se van a casar por la Iglesia.

¿Puede bendecir un Banco y no puede bendecir a una pareja? El argumento que usó Felipe Berríos.

Sí.

También se está debatiendo el aborto. La posición de los jesuitas no es distinta a la de la Iglesia, pero hay matices en torno a la acogida. ¿Es condenable una mujer que aborta?

Es una pregunta buena y yo creo que tal como lo hace el proyecto, diferencia. Porque no toda mujer y no todo aborto, eso es lo que el proyecto plantea, por algo el proyecto plantea causales bien específicas.

Y bajo esas causales ¿no sería condenable?

A mí me costaría mucho condenar el aborto y la situación que la mujer enfrenta, particularmente en estas tres situaciones. Me parece extremadamente dolorosa, muchísimas veces muy traumática y me cuesta mucho pensar en una condena, por lo tanto siempre la primera respuesta es la acogida, sin preguntar. Acoger, acoger, acoger porque esa mujer ha pasado por un tema tremendamente doloroso y nadie tiene derecho a aplicar una condena antes de escuchar, acoger, acompañar. Ahora eso no quita que también la Iglesia, con la misma claridad, diga y sostenga y en eso estoy muy de acuerdo, que nosotros queremos defender la vida en cualquier circunstancia.

En este me de octubre también se va a desarrollar el Sínodo de la Familia que convocó el Papa. ¿Qué esperarías tú de este sínodo, que el año pasado partió hablando del tema de los homosexuales, de dar una posibilidad de incluirlos más dentro de la Iglesia y de que los divorciados con un nuevo vínculo pudieran comulgar…

Me encantaría que se dieran pasos en esas dos direcciones. Me encantaría que nosotros como Iglesia abriéramos la puerta para que algunas de las parejas que han tenido un fracaso matrimonial y que han sido capaces de reconstruir una vida, pudieran bajo ciertas circunstancias acceder a la comunión. Yo creo que es algo que nosotros como Iglesia tenemos que estar abiertos a entender, los fracasos en la vida a una segunda oportunidad, que muchas veces los fracasos no dependen de nosotros y creo que nosotros tenemos que hacer un esfuerzo mayor del que hacemos en ser (como Iglesia) no solamente maestra, sino de ser madre.