May
2020
Marcela Galaz de Crysalida: “Cuando termine la pandemia, conoceré a mis nuevas amigas quirihuanas”
A través de llamados telefónicos, la directora de esta fundación y su equipo, que en tiempos normales trabajan con personas víctimas de abuso, se están dedicando de manera voluntaria a entregar apoyo y contención emocional a un grupo de voluntarias del Hogar de Cristo en la región de Ñuble. De Quirihue, en específico.
Por Daniela Calderón P.
“Las relaciones humanas son fundamentales para el bienestar de las emociones”, dice al otro lado del teléfono, Marcela Galaz, directora de Fundación Crysalida, para explicar la importancia del apoyo emocional y afectivo que las tres orientadoras de la organización prestan desde hace 3 semanas a un grupo de voluntarias de Hogar de Cristo.
La fundación, creada para ayudar profesionalmente a quienes han sufrido abuso y desean reparar sus historias de vida, y que cuenta con el apoyo de Acción Solidaria, está entregando apoyo a Hogar de Cristo durante la pandemia y se han dedicado a acompañar telefónicamente a un grupo de 35 mujeres, adultas mayores y voluntarias de la región de Ñuble.
La idea de estos llamados telefónicos es entregar herramientas emocionales y sugerencias para que la cuarentena sea lo más llevadera posible para estas mujeres, la mayoría cuidadoras de adultos mayores, y muchas veces mayores ellas mismas. “La idea es reforzar el autocuidado, mostrarles de una forma positiva que las medidas que se toman respecto al resguardo y al distanciamiento son necesarias para ellas y quienes las rodean”, cuenta Marcela que está a cargo de llamar a un grupo de voluntarias de la comuna de Quirihue, la mayoría personas muy activas, dueñas de casa, costureras o profesoras. “Algunas tejen o bordan, me han dado recetas de cocina, de pan, me han contado de sus temores, del miedo a la muerte o a que les pase algo a las personas que ellas cuidan. Y todas me quieren conocer apenas termine la pandemia. Esa es mi paga”, agrega.
Para ella, la cercanía y empatía que las tres profesionales consiguen se explica en que las personas se sienten confiadas y saben que este llamado es un espacio seguro donde pueden mostrarse tal cual son. “Muchas de las mujeres que llamamos están acompañadas, no viven solas, sin embargo, es distinto hablar con alguien ajeno a tu grupo familiar. Cuando hablamos, ellas se sienten en libertad de decir lo que quieren, porque en ningún momento ejercemos un juicio o una crítica sobre sus comentarios, sólo escuchamos y reforzamos algunas conductas y las ayudamos a eliminar otras que no son saludables para su salud mental”, explica Marcela.
Para ella y todo el equipo de la fundación Crysalida, el poder hablar de los miedos y angustias con alguien externo que no los critica ni emite juicios de valor genera libertad y alivio, sensaciones tan importante en tiempos de cuarentena y aislamiento social. “Soy una convencida de que las personas tendrían una mejor calidad de vida si supieran comunicarse mejor. Las relaciones humanas son fundamentales para el bienestar de las emociones, porque muchas veces vivimos rodeados de críticas y juicios. Entonces cuando llega alguien y te dice, hola soy voluntaria del Hogar de Cristo, ¿qué me quieres contar? Ellas sienten que tienen la libertad de decir lo que quieran. Y ahí, en conjunto, logran descubrir que cada uno tiene herramientas propias para modificar la realidad”.
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