Ago
2020
Propuestas para evitar el abandono escolar post pandemia
Luego de varias semanas de arduo trabajo, el equipo convocado por el Ministerio de Educación para abordar la inquietante cifra de jóvenes que no volverán a las aulas a raíz de la actual crisis sanitaria y social, propone distintas líneas de acción para fortalecer a los directivos, docentes y comunidad educativa. Acá las resumimos.
Por María Luisa Galán
Contundente, claro y necesario, es el documento en donde se publican las propuestas de las “Mesa Técnica para la prevención de la Deserción Escolar”, un grupo de expertos convocados por el Ministerio de Educación (Mineduc), entre cuyos integrantes está Liliana Cortés, directora ejecutiva de fundación Súmate del Hogar de Cristo. Trabajaron arduamente durante junio y mitad de julio para combatir el eventual aumento del abandono escolar que se proyecta a raíz de la pandemia. Fruto de ello son las quince propuestas que se leen en el dosier.
Todas las propuestas se fundamentan en estudios que vislumbran la realidad que está por venir. Algunas cifras que el documento hace referencia: en Chile uno de cada diez jóvenes no termina sus estudios secundarios y según cifras 2020 del Mineduc, la población entre los 5 y 21 años que ha abandonado el sistema escolar llega a los 186.723. Otro dato: si bien la tasa de incidencia en deserción escolar venía a la baja desde el año 2012, para este año se produce un alza de un 0,2% respecto a 2019. Un aumento que suele suceder en épocas de crisis. Ocurrió lo mismo luego del terremoto del 2010 y el año 2012, luego de una serie de paros y movilizaciones que implicaron largos periodos de clases suspendidas.
En este sentido, las quince propuestas de los expertos buscan garantizar el derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes (NNJ) que presentan los mayores riesgos de desconexión con su proceso de aprendizaje y que no podrían volver a clases cuando estas se reanuden de forma presencial. Se incluye un enfoque de género, pues según ha detectado ONU Mujeres, las niñas en situación de pobreza, discapacidad o que viven en zonas rurales, serán las más afectadas en su trayectoria educativa porque han tenido que ayudar en las tareas domésticas.
Las propuestas se agrupan en cinco ejes temáticos. El primero reúne lineamientos sobre la necesidad de generar un relato común en las trayectorias escolares positivas y el rol de la responsabilidad de los adultos. En este punto, se busca valorar el trabajo de los directivos y los docentes a pesar de todas las dificultades, promover las trayectorias educativas positivas y prevenir el abandono escolar e incentivar la matriculación de estudiantes. Todo esto a través de campañas externas e internas de la institución.
Otro eje versa sobre propuestas en las que se aseguren las condiciones para que los distintos actores de la comunidad educativa puedan realizar un trabajo autónomo y activo para promover las trayectorias escolares positivas. Esto se traduce en que los profesores cuenten con internet, computador, teléfono y otros elementos que les permitan tener contacto con los estudiantes y sus familias. Se suma a lo anterior, la necesidad de entregar lineamientos al cuerpo docente para que aborde casos de jóvenes que se desconectaron de su comunidad educativa; además de asegurar la entrega de cajas Junaeb, vacunas y apoyo socioemocional.
El tercer y más abultado grupo de propuestas es, tal vez, uno de los más relevantes porque es el que plantea la necesidad de fortalecer los sistemas que permitan detectar oportunamente a aquellos estudiantes en riesgo de exclusión escolar, a su vez que propone mecanismos para apoyar a la comunidad educativa. Entre las medidas se expone extender el Sistema de Alerta Temprana (SAT), un instrumento que identifica el conjunto de condiciones que tienden a presentarse cuando existe un riesgo importante de deserción escolar. El SAT está sólo en algunos locales de educación pública. Se suma la identificación del nivel compromiso del joven y capacitar al cuerpo docente para el análisis de datos de ausentismo, así como estrategias para abordar ese escenario.
El cuarto punto hace referencia al trabajo en red para enfrentar la multicausalidad de la exclusión escolar. Se propone fortalecer la difusión de las buenas prácticas que logran mantener conectados a los jóvenes, entregándoles apoyo a distancia por medios de las diversas plataformas disponibles. Se menciona la necesidad de ayudar a los sostenedores y equipos directivos con el fin de aprender de las iniciativas locales. Se propone apoyar procesos, documentar y facilitar el trabajo colaborativo dentro del territorio. En esta línea, se agrega la coordinación de la oferta interministerial, identificando en conjunto los casos de riesgo y las medidas pertinentes.
Por último, está el grupo de propuestas que buscan fortalecer los programas de reinserción, reingreso y retención escolar. En esta área, uno de los objetivos es consolidar y analizar mejoras técnicas a los programas que abordan la retención escolar con el fin de alinearlos a los factores de de riesgo del abandono escolar. El otro punto es reforzar el trabajo que están realizando los programas de reingreso de los niños y jóvenes, potenciando las iniciativas que ya existen en relación al reencuentro con el aula y finalización de trayectorias educativas. En este sentido se plantea una serie de modificaciones al Fondo Concursable de Reinserción y Reingreso, en el sentido de redirigir y adelantar recursos.
Un tema importante que ya cuenta con contundentes e importantes propuestas de apoyo. Algo ya había adelantado al respecto el diario El Mercurio a fines de julio, cuando el Ministro de Educación, Raúl Figueroa, señaló que el “compromiso es trabajar desde ya en la implementación de aquellas medidas que se puedan adoptar rápidamente para disminuir al máximo el efecto”. En el mismo sentido, Liliana Cortés agregó en la misma publicación: “todavía no existe conciencia de quiénes se nos están yendo”.