Óscar Mañán, de 13 años, es uno de los jóvenes que participó en los spots de la campaña de fundación Súmate de Hogar de Cristo #EscuelasDeReingresoAhora. Allí se le vio subiendo las escaleras de la feria Tirso de Molina sensibilizando a la comunidad por lograr más establecimientos de reingreso para los miles de excluidos de la educación chilena.

Por Mauricio Bascuñán

Óscar cursa quinto y sexto en la escuela de reingreso San Francisco de Renca, en modalidad dos por uno, para compensar su rezago educativo, y después de participar del video en que se contrastan dos escalas: una mecánica y otra estática para señalar las dificultades de los estudiantes excluidos del sistema, se vio potenciada su popularidad local. Ya era conocido en su colegio y barrio cuando subió, en febrero pasado, su primer disco con canciones urbanas y hiphoperas, denominado “La calle está mala”, que incluye 13 temas con un intenso sabor a exclusión y marginalidad.

“En el taller de música del colegio nos reunimos varios compañeros interesados en la música y gracias a la ayuda del profesor logramos sacar y grabar varias canciones”, cuenta Óscar, que sueña con dedicarse profesionalmente a este estilo de música. Su inspiración, proviene del hip hop de México y del cantante C-Kan, el primer artista de este estilo en lograr 100 millones de reproducciones con el tema “Vuelve”.

Permanentemente destaca que en este rumbo musical no está sólo, va acompañado por un puñado de chicos y chicas, del taller musical de su colegio en Renca.  Allí nació “La calle está mala”, principalmente porque vieron a su alrededor “mucho maltrato a la mujer, ladrones y personas irresponsables que cometen accidentes”, dice el incipiente y motivado artista, que a partir de marzo retoma la creación musical con sus profesores y compañeros de banda. Uno de sus sueños para este año sería tener alguna presentación en vivo y mostrar sus composiciones. “Me entusiasma la idea, quiero seguir adelante en la música”.

Recalca que además de oír mucho de su estilo en Spotify y Youtube, sus grandes inspiradores han sido su abuelo y papá, este último fanático también del rap y las tendencias urbanas. “Hace unos años cantaba con mi papá y mi hermana chica las primeras canciones de C-Kan”, cuenta con orgullo.

Ya egresado de cuarto medio, se imagina tocando en grandes estadios y compartiendo escenarios con sus amigos del barrio y del colegio, pero uno de sus pequeños grandes sueños es conseguir dinero para comprarse una moto y recorrer esas mismas calles que están malas y no por el estado del pavimento.

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