Jun
2018
Mujeres en situación de calle: Crónica de un desconocimiento
En las últimas semanas, la presencia de un clima frío que nos caló hasta los huesos nos permitió ver que en Chile existen alrededor de 15 mil personas en situación de calle. Ese es el número de personas con RUT distintos que atendimos el año pasado en el Hogar de Cristo. Esto equivale a casi cuatro veces la matrícula anual del Instituto Nacional o a llenar más de dos veces el estadio La Tortuga de Talcahuano.
Por María Isabel Robles, directora ejecutiva de Rostros Nuevos.
Fuente: El Mercurio.
De ese número, el 16% son mujeres; es decir, casi 2.400. ¿Cómo dar cuenta de la relevancia de esta cifra, tratándose de ciudadanas de nuestro país, tanto como aquellas que hace semanas recorrieron las calles en concurridas marchas reivindicativas de nuestros derechos como mujeres?
Hace unos días cerró una importante empresa en San Antonio, afectando a más de 1.200 personas que fueron despedidas. Este hecho fue catalogado como “un duro golpe para la industria nacional”, y movilizó a distintos actores públicos y privados, para elaborar y llevar a cabo planes de mitigación y reconversión de puestos de trabajo de manera de poder ayudar a esos trabajadores y a sus familias. Esto, sin duda, constituye una excelente noticia, pero ojalá lográsemos que las 2.400 mujeres que se encuentran en situación de calle tuviesen la misma visibilidad y lograsen movilizarnos como sociedad, actuando conjuntamente tanto públicos como privados, para conseguir soluciones concretas más allá de la “necesaria asistencia” y desde una perspectiva de género. Sin duda alguna, evaluamos de manera distinta los impactos cuando hablamos de personas en situación de calle, y sobre todo cuando son mujeres. La estigmatización, la discriminación y la violencia de género adquieren tonos más complejos en el marco de las mujeres en situación de calle, exponiéndolas incluso a la muerte.
¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus características? ¿Por qué han llegado a esa situación? La mayoría son jóvenes, más jóvenes que el promedio de los hombres en situación de calle. El 28,8% de ellas reconoce que derivó a la calle producto de situaciones de violencia intrafamiliar; el 31,5% había padecido previamente violencia, maltrato o agresiones de parte de su pareja o cónyuge, y el 15,8%, agresiones sexuales. Declaran vivir en mayor medida acompañadas: el 42,5% de amigos o vecinos y el 41,3% de familiares, mientras los hombres tienden a vivir solos (44%). De acuerdo con datos aportados por Data Voz Statcom en 2017, el buscar compañía en la calle -además de mantener vínculos con su red de apoyo- muchas veces se presenta como una estrategia de supervivencia y cuidado. Solo el 35,4% de las mujeres en situación de calle tiene trabajo y el 29,8% realiza alguna actividad que le genera ingresos, de manera más precarizada que la población general, ya que el 79% de las mujeres no cuenta con previsión social, y el ingreso recibido es 36,5% en promedio más bajo comparado con el de los hombres.
¿Que se requiere para que dimensionemos su situación? En primer lugar, que nos importen. Luego, disponer de servicios de apoyo, no solo basados en la asistencia, sino que además construidos desde una perspectiva de derechos con políticas públicas robustas para todas las personas en situación de calle, pero que, en este caso particular, tengan como condición fundamental la incorporación de la perspectiva de género para lograr respuestas y oportunidades pertinentes que permitan generar procesos de inclusión social. Son rostros reales de mujeres con nombre y apellido que han sufrido la experiencia extrema de estar en situación de calle, pero en quienes reconocemos su fuerza, sus talentos, su dignidad y su capacidad de recuperación, integración social e inclusión. Para reconocer a esas mujeres se requiere de comprensión y empatía para despojarnos de prejuicios nacidos del desconocimiento y del temor por lo que no vemos o no queremos ver.
#CambiemosElPronóstico de las personas en situación de calle, aquí.