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Ene

2018

Manuel Antonio Aguirre cuenta: La historia tras la imagen de “No tengáis miedo de mirarlo a él”

En un Estadio Nacional en donde no cabía ni un alfiler, en el Chile convulsionado de los años 80, el Papa Juan Pablo II realizó un especial llamado a los jóvenes: “No tengáis miedo de mirarlo a él” dijo apuntando a la pantalla gigante donde se veía el rostro de un Cristo en sepia, de mirada penetrante.

Era el 2 de abril de 1987 cuando este gesto y mensaje del Pontífice, dicho en un tono fuerte y enérgico, se convertiría en un hito en Chile, uno que hizo que a todos se les pusiera la piel de gallina. Pero esa historia tuvo su origen meses antes, cuando el artista y actual director de Arte Ayuda, Manuel Antonio Aguirre, publicista, actual director y artista de Arte Ayuda, iniciativa artística de Fundación Paréntesis del Hogar de Cristo, entonces dueño y director de la agencia de publicidad Cromañón, recibió una especial invitación. Este es su testimonio:

“Unos cuatro meses antes me llamaron para colaborar con la venida del Papa Juan Pablo II. El gobierno tenía una agencia de publicidad, con la cual íbamos a hacer toda la parte gráfica. Quien estuvo a cargo fue Boris Tocigl; él nos encomendó la publicidad en Metro y vía pública. Era una cordillera de Los Andes que decía ‘mensajero de la vida’ y en un costado el símbolo del Papa, que era el báculo de Pedro. Pero este báculo tenía una fuerza especial porque lo había creado Salvador Dalí”, cuenta.

“Pero no era una imagen muy fuerte, no constituía algo muy recordatorio. De hecho, creo que nadie se acuerda. Entretanto, monseñor Francisco José Cox, del el Arzobispado, me visita y me cuenta de una estampita que había traído de Roma. La estampita era del santo sudario de Turín y en Cromañón le arreglamos un poco los ojos, la barba y la boca. Hicimos esa imagen y adaptamos la frase ‘Yo soy la Verdad y la Vida’ a una más corta: ‘Yo soy la vida’. Lo hicimos para complementar la imagen del Papa. Hicimos 100 ejemplares, de 1.60 por 1.20 metros, que era el tamaño de las paletas publicitarias a fines de los 80. Y las regalé a Metro y vía pública. No decía nada, sólo ‘Yo soy la vida’. Agarró tanta fuerza la imagen, que nos la empezaron a pedir desde las iglesias y comenzamos a hacer para regalar. Regalamos más de mil a distintas parroquias en todo en Chile. A partir de eso, fue que nos pidieron hacer la del Estadio Nacional. Era hecha a mano, pero ya no existe, se rompió hace rato. Convertimos a Santiago en una imagen cristiana. Que además no molestaba, estaba dentro del acervo cultural de todos. Pero fue totalmente casual, gracias a monseñor Cox. Y, si mal no recuerdo, la imagen del Estadio Nacional midió 10 por 3 metros y fue hecha con pintura vinílica”.

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