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May

2019

Ernestina Flores, presidenta sindicato de feriantes de Los Nogales “Soy nacida y criada en la feria”

Su mamá vendía ensaladas y ella creció debajo del tablero donde las ofrecía al público. A los cinco años picaba apio y repollo para apoyar el negocio familiar. Hoy nieve, llueve o truene se instala con su puesto de lechugas, que asegura son las mejores del lugar.

Por Jacqueline Otey A.

Ernestina Flores (57) es madre de tres hijos y feriante desde hace más de 30 años. En su local de la tradicional feria Los Nogales, en Estación Central, vende lechugas de todos los tipos, marinas, escarolas, costinas, todas con su infinidad de verdes. Asegura que son tan buenas que se venden solas. Con una sonrisa atiende a los clientes que se acercan hasta su puesto donde ella, con música bailable de fondo, cada cinco minutos, grita a todo pulmón: “¡Caserita, por acá lechugas frescas!”.

La comerciante cuenta que heredó el oficio de feriante de su madre y con orgullo recuerda que la llevaba a ella y a sus hermanos a trabajar. “Soy nacida y criada en la feria. Mi mamá nos metía en una caja platanera y ahí nos dejaba con una mamadera mientras vendía. Ella fue de las primeras personas que comenzó a vender ensaladas en bolsas. Yo tenía cinco o seis años cuando empecé a picar apio o repollo. De hecho, del colegio nos pasábamos a la feria a vender”, recuerda.

Durante su niñez, esta zona era un barreal. “En los días de lluvia el agua corría y mi madre tenía el barro hasta los tobillos, mientras nosotros con mis hermanos estábamos debajo del tablero”, dice.

Ernestina terminó la enseñanza media y por falta de recursos no pudo seguir una carrera que hasta ahora añora. “Mi madre con este trabajo nos sacó adelante casi sola y estudiamos hasta que nos dio el cuero, pero a mí me habría gustado ser abogada”.

En los años 80, Ernestina se casó y con su esposo que era contratista de una empresa establecida tuvieron varios años de prosperidad, sin embargo la recesión les afectó y perdieron todo. “Ahí fue cuando mi mamá me dijo: ´¿Por qué no trabajan en la feria para que los niños tengan comida?´ y eso hice. Ahora tenemos dos locales, casa, vehículo y les dimos educación a nuestros hijos. Soy una agradecida de este lugar”.

Trabaja los jueves y domingos en la feria de Los Nogales y el resto de la semana en las de Santa Teresa y de San José: “Me encanta venir porque además de ser un trabajo, echamos la talla, ponemos música, bailamos y conversamos. Sin embargo, antiguamente las ferias eran mejores, los vecinos eran mucho más unidos. Ahora están llenas de extranjeros, que nos caen bien, pero igual hacen competencia desleal: venden lo mismo que nosotros y no pagan permisos”, concluye y sigue ofreciendo sus lechugas, las mejores de la feria de Los Nogales.

Ernestina Flores desde pequeña acompañaba a su madre a esta feria, quien vendía ensaladas.

 

Pedro Vega, trabaja hace 50 años en la Feria de Los Nogales y conoce a Ernestina hace décadas.

 

Cecilia Avello, comerciante de productos lácteos en la tradicional feria de Los Nogales.

 

Gerardo Morales, comerciante hace años de esta tradicional feria.

 

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