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Ago

2020

Emprendimiento de la semana: María Belén y sus alas de colibrí

Es profesora básica y desde el año pasado hace clases particulares. Este año se embarcó en el mundo de las clases virtuales con el objetivo de ayudar a los papás estresados con el teletrabajo y los quehaceres del hogar, pero sobre todo para asistir el desarrollo académico de los escolares entre kínder y cuarto básico. Su iniciativa en la población La Bandera es notable y surgió de un niño que quería estudiar, y su juicio sobre la desigualdad educativa que viene, lapidario.

Por María Luisa Galán

María Belén Muñoz, profesora básica de la Universidad Católica, ha hecho clases en diferentes colegios de Santiago, en colegios vulnerables y en otros con más recursos. Llevaba once años en ese training cuando decidió renunciar y emprender durante el 2019 con clases particulares. En eso estaba cuando la sorprendió, como a todos, la pandemia. Pero se subió rápidamente a la modalidad online, con poca fe, pero hoy gratamente sorprendida de tener a estas alturas cinco escolares como sus pupilos.

“Ha resultado mejor de lo que pensaba; no ha sido tan terrible como lo imaginé. Como estamos todos en este escenario hay mucho material en la web y hay aplicaciones que facilitan mucho el que uno pueda hacer clases a través del computador”, cuenta.

Su trabajo consiste en hacer un acompañamiento virtual a niños que cursan desde pre kínder a  cuarto básico. Las clases las hace por Zoom, la plataforma de moda para conexiones virtuales cara a cara, y les pide a los papás que bajen AnyDesk, un software que provee acceso remoto bidireccional. Es decir, ella, por ejemplo, puede manejar el computador del niño y así lo ayuda sin que tenga que intervenir el apoderado. ¿Valor? Conversable.

“Los papás están colapsados y los profesores también. Están trabajando en la casa con los niños, haciendo las labores de la casa y muchas veces no tienen las herramientas para ayudarlos en sus tareas escolares. Entonces en vez de que se produzca un espacio de ‘qué rico que mis papás me van a ayudar’, se produce un espacio de tensión, de repulsión, de no quiero y finalmente se crea estrés. Hay muchos que me han llamado más que porque los niños estén con problemas de aprendizaje, es porque no tienen tiempo de hacerles seguimiento a sus tareas. Tengo dos mamás separadas, sin apoyo del papá, superadas por la pega, que trabajan 50 horas semanales. Me dicen que tienen cero tiempo y lo dejan en mis manos”, relata María Belén sobre su importante labor de apoyo.

Para aliviar aún más la carga que hoy sobrellevan muchos apoderados, lo que han hecho es que derechamente le pasan las claves de los portales y plataformas de los colegios, para que ella pueda ver las clases y las guías; una excelente oportunidad que la profesora recalca que es importante aprovechar. “Hago un seguimiento real con el alumno en cuanto al contenido que están viendo. Tengo un niño en primer básico que cuando lo tomé no había entregado ninguna tarea ni prueba, pero al tener todo ese material, además de hablar con la profesora, lo voy poniendo al día”.

“Los niños están muy acostumbrados al computador, que es una lata porque es súper dañino. Pero que sean clases virtuales es para ellos un plus en vez de algo perjudicial. Además yo no me pongo frente a la pantalla con un pizarrón, sino que todo es a través de juegos educativos y se entretienen harto. Con los más chiquititos voy cada diez minutos cambiando las actividades y los hago pararse. Pero son niños que nacieron digitales”, cuenta María Belén sobre el modus operandis de sus sesiones.

Hoy, y a raíz del confinamiento, vive junto a su hermano menor Jaime, profesional del área de pastoral del Hogar de Cristo. Su domicilio es en la población La Bandera, en la comuna de San Ramón, en Santiago, donde crearon el proyecto “Alas de colibrí”, el cual entrega apoyo académico a niños del barrio. María Belén hace clases gratuitas a escolares entre los 4 y 12 años. Para estas clases toma todas las medidas especiales de cuidado, porque son clases presenciales. “Esta fue la idea de un niño de acá que supo que era profesora y me preguntó si podía traer una mesita para estudiar. Eso ha sido lo más lindo, un bálsamo dentro de esta pandemia”, cuenta, feliz, con esta iniciativa. El nombre está inspirado en la canción del compositor y cantante Silvio Rodríguez que lleva el mismo título.

“La base es desigual, hay niños acá que están en cuarto básico que no saben leer. Es una aberración, una negligencia espantosa. Ahí tú vez una injusticia,  una cachetada para los que viven en situación de vulnerabilidad. Y en lo virtual hay niños que no tienen computador, sólo celular con un internet que no es suficiente para bajar una guía. De los niños que vienen, hay un solo colegio que les hace seguimiento, ni siquiera clases virtuales constantes, los profesores los llaman para saber cómo están. Los otros les mandan guías por WhatsApp que ellos imprimen y las deben llevar al colegio. Hablo desde la realidad que he visto, sé que hay otros más vulnerables donde hay, por ejemplo, profesores que hicieron una liebre y van a hacer clases a las casas. Hay vocación, pero la brecha se está intensificando aún más”, reflexiona María Belén sobre una desigualdad educacional de la que es testigo y que estima aumentó mucho más en estos meses de confinamiento.

María Belén quiere ser un aporte en estos días de crisis. Por eso si necesitas apoyo en las tareas y pruebas escolares de tus hijos, puedes contactarte con la profesora al +56 9 7667 8422. Como es virtual, puede ser desde cualquier parte de Chile. ¡Una excelente oportunidad para fortalecer su aprendizaje!

 

 

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