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Entrevista

Abr

2018

Directora ejecutiva Hogar de Cristo Biobío: “Somos la segunda región del país con mayor pobreza extrema”

Distinguida por la Intendencia de la Región del BioBío con el premio “Día Internacional de la Mujer”, categoría mérito al Liderazgo y Participación, la profesional hace un repaso de su vida en el Hogar de Cristo, donde lleva casi 18 años de trabajo, siempre con el pie en el acelerador y del que no piensa bajar la marcha.

Por María José von Mühlenbrock

 

“El momento más complicado que me ha tocado vivir como cabeza de la Sede Biobío, es cuando recién llegué, porque me hice cargo de liderar el trabajo de la Fundación tras el terremoto y tsunami de 2010, a lo que se sumaron periodos de déficit de donaciones y ajustes institucionales”, recuerda la trabajadora social Cecilia Ponce. Y sigue haciendo memoria: “Biobío estaba entonces dividida en dos desde lo operativo. Por una parte, teníamos el trabajo propio de sostener y mantener nuestros programas, intentando volver a la normalidad y, por otra, el de ayudar y ser parte activa en la reconstrucción de la región. Se sumaba a ello, un alto foco comunicacional puesto en nuestro trabajo post terremoto y en el rol que asumimos de ser voz de las comunidades que no veían avances rápidos en su principal y genuina necesidad de reconstruir su vivienda definitiva”.

 

Así, el aterrizaje en la dirección ejecutiva no fue nada fácil. Mirando hacia atrás, en sus propias palabras y también a juicio de los trabajadores de la sede, los máximos logros conseguidos fueron dar estabilidad e instalar procesos, generar buenos equipos de trabajo, aumentar los ingresos y controlar los gastos, lograr que el trabajo de todos se hiciera en un clima de respeto, confianza, alegría y potenciando las buenas prácticas. Todo eso, además de posicionar a la Región del Biobío como referente en temas de pobreza.

“En lo interno, la sede necesitaba mejorar su clima laboral, generar confianzas hacia un nuevo liderazgo del director ejecutivo y, en particular, volver a levantar el ánimo y compromiso de todos nuestros colaboradores. La gran mayoría se encontraban muy afectados desde lo humano y lo laboral por lo sucedido. Fue una ardua, pero linda labor implementar 18 centros comunitarios como parte del trabajo de reconstrucción, con casi 40 programas nuevos que se sumaban a los ya existentes”.

 

En el marco del Día de la Mujer, el 8 de marzo pasado y junto a una cantautora, abogada, productora de modas, docente, directora de revista y a la presidenta de un gremio portuario, Cecilia fue distinguida por la Intendencia del Biobío en la categoría mérito al Liderazgo y Participación, en una especial ceremonia sólo para mujeres.

 

-¿Por qué crees que fuiste merecedora de este premio?

-Durante todo este período hemos desarrollado una muy buena vinculación y presencia en espacios regionales, un trabajo arduo, con seriedad, respeto, convicción y contenido, evidenciando las brechas existentes en nuestras regiones,  generando acciones y propuestas para abrir oportunidades a una vida mejor para las personas más pobres de nuestras comunidades.

 

-¿Qué diagnóstico harías de la pobreza que afecta a Biobío?

-La región ha avanzado dejando atrás a un número importante de habitantes y zonas rezagadas, como las provincias de Arauco y Biobío, donde hoy se encuentran las comunas más pobres de la región. Los niveles de desigualdad y exclusión se hacen evidentes en algunos territorios, tal como lo indicó el Primer Informe de Sostenibilidad elaborado por la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile: “Biobío es la tercera región del país con mayor índice de desigualdad”.

 

-Profundiza en ese aspecto: mujer y pobreza en la región.

-La región no es distinta a la realidad del país, donde hay un mayor porcentaje de mujeres viviendo en pobreza y muchos hogares en esa situación presentan jefatura femenina. Esto lo vemos día a día en nuestro trabajo en los territorios: mujeres con menores oportunidades laborales, con trabajos precarios e ingresos bajo la media. La brecha salarial entre hombres y mujeres en el Biobío alcanza diferencias del 26,8%, ubicando a la zona entre las seis regiones con peor registro. Pese a lo anterior, también vemos el rol de las mujeres en sus comunidades y el alto capital social que tienen, participando y liderando el trabajo en las poblaciones. Esto queda en evidencia cuando se mide el componente cohesión y redes sociales, donde las mujeres que padecen pobreza multidimensional y redes sociales, presentan una mejor situación que los hombres.

 

Según los datos entregados y comparados por la CASEN 2013 y 2015, Biobío ha disminuido la pobreza por ingreso, pero ha aumentado la desigualdad, así como la exclusión territorial, siendo el trabajo y la educación las dimensiones y derechos que más influyen en esta realidad.

 

“En el Biobío pasamos de un 22.3% de pobreza por ingreso a un 17.6%. Sin embargo, estas cifras no se evidencian aún en una mejora en la calidad de vida de los grupos más vulnerables. Nos mantenemos como la tercera región con más pobres del país y la segunda con el porcentaje más alto de pobreza extrema, un 5,8%, tras la Araucanía. Si miramos los ingresos de los trabajadores de la Región encontramos que la media de los salarios líquidos es poco menor a 300 mil pesos, mientras que en la Provincia de Arauco está alrededor de los $240 mil. Esa es una muestra que al interior de la propia Región del Biobío existe desigualdad”.

 

 

-¿Cuál es el aporte del Hogar de Cristo Sede Biobío?

-Tenemos programas dirigidos a abrir oportunidades y disminuir las brechas de exclusión presentes en nuestra Región, visibilizando a los más excluidos, con significativa presencia en las provincias de Arauco y Biobío, como las comunas más pobres y rezagadas. Además, estamos constantemente recordándole a la comunidad la deuda que todos tenemos con las personas en situación de calle, los adultos mayores, aquellos que presentan discapacidad mental y los jóvenes y adolescentes desescolarizados, junto con invitarlos a vivir experiencias de voluntariado y abrir en sus espacios cotidianos oportunidades reales para ellos. A través de nuestras fundaciones Emplea y Súmate estamos aportando a reparar dos derechos vulnerados y que inciden en la realidad y desarrollo de nuestra región, como son el trabajo y la educación. Las historias de superación de nuestros egresados dan cuenta del aporte en tal sentido. En sus rostros, historias y sonrisas visualizamos nuestro aporte concreto.

 

Llevado a números, cuenta Cecilia, en los últimos años, 250 niños de los jardines infantiles de Hogar de Cristo Biobío tuvieron una educación inicial de calidad. Más de 90 adultos dejaron la vida en calle, 40 personas egresaron de forma efectiva de los programas terapéuticos, 600 hombres y mujeres se reencontraron con la vida laboral y 140 familias que conviven con algún miembro adulto con discapacidad mental, contaron con servicios especializados para acceder a salud y planes de integración y apoyo.

 

-Después de estos 18 años, ¿qué queda por hacer?

-Estoy convencida que estamos en deuda con un mandato ético de nuestra Fundación, que es hacer bien el bien. Es clave mejorar los estándares de nuestros programas, lograr una mayor participación de nuestros trabajadores y acogidos, así como vincular a la comunidad local y socios de altos aportes a nuestros programas, traspasándoles también a ellos la construcción y mantención de esta obra. En lo concreto, sueño con la reestructuración de la Casa Central Hogar de Cristo Concepción y con el traslado de la Residencia Adulto Mayor Villa Giacaman, entre otros.