Oct
2020
Cuartos medios: “Vamos a ser la generación sin gala”.
El último año escolar es especial, el fin de un ciclo, el paso a la vida adulta, de más estudios o de ingreso al mundo del trabajo. Este año, para la generación 2020, la pandemia le agregó incertidumbre a ese círculo que se cierra, pero los profesores de fundación Súmate han trabajado arduamente para que los que egresan vivan los ritos propios de su graduación.
Por María Luisa Galán
“Ha sido complejo el trabajo con los cuartos medios, más difícil que otros años, porque tenemos que resguardar que sus sueños no se vean frustrados por lo que está sucediendo con la pandemia. Los jóvenes están bastante ansiosos por la Prueba de Transición Universitaria (PTU), que fue otra cosa que cambió, entonces se enfrentan a muchas cosas nuevas este año”, explica Darinka Suazo, docente de ciencias y profesora jefe de uno de los cuartos medios del colegio Nuevo Futuro de fundación Sumáte, causa del Hogar de Cristo, ubicado en Lota.
Un año especial para todos, pero de sobremanera para la generación 2020 de las escuelas Súmate, jóvenes que egresan de cuarto medio tras haber retomado con esfuerzo y perseverancia su trayectoria educativa. En estos álgidos meses algunos han tenido que trabajar para apoyar económicamente a sus familias, otros se han contagiado, pero todos tienen el ánimo y la convicción para culminar este ciclo. “Han persistidos en sus sueños, tratando de dar lo mejor de sí mismos. Hay varios a los que les tocó trabajar para poder abordar la crisis y, a pesar de eso, han sido responsables con cada una de las tareas y actividades que hemos estado haciendo”, cuenta, orgullosa, Nicole Lara, docente de lenguaje y comunicación y profesora jefe de uno de los dos cuartos medios del colegio Padre Álvaro Lavín en Maipú.
El equipo de profesores ha trabajado arduamente en contener y orientar a los jóvenes para que no se desanimen en el cumplimiento de sus metas. En este periodo, la comunicación con los estudiantes y sus familias ha sido clave. “No todo es académico, se les ha dado apoyo socioemocional, preocupándonos de entregar contención y asegurándonos que estén bien junto a sus familias”, cuenta Nicole. Sobre lo mismo, Darinka complementa: “En mi curso, hemos tenido hartas bajas anímicas porque a veces ven frustrados sus sueños. Este tiempo ha sido de hacerles ver que sus sueños sí se pueden cumplir y que se pueden buscar caminos nuevos”.
El trabajo, tanto de los profesores como de los alumnos, ha sido dificultoso. Muchos jóvenes no tienen acceso a un computador y a través de sus celulares tratan de investigar y hacer sus tareas. Aún así los jóvenes han demostrado su compromiso y ganas de salir adelante a pesar de todas las adversidades.
A los que han tenido que trabajar, les enseñan a construir su curriculum y cómo presentarse en una entrevista de trabajo. A los que quieren continuar sus estudios, los apoyan para rendir la PTU. Algunos quieren estudiar psicología, otros se orientan por el lado de la educación, sueñan con ser profesores de lenguaje, de educación física o técnicos en educación de párvulo. Pero la tarea de concretar o de avanzar en sus metas estudiantiles les ha sido compleja.
Desde Lota, Darinka ejemplifica: a pesar que hay universidades que tienen recorridos virtuales, los jóvenes no podrán conocer in situ una universidad ni compartir con estudiantes universitarios. “Ha sido complejo que visualicen carreras de interés más allá de lo que pueden ver a su alrededor, como un Centro de Formación Técnica, que es lo más cercano que tienen. El 80 por ciento proyecta ir allá porque no conocen otra realidad. En estos meses han estado muy desorientados en esa área, de conocer carreras y ahí se generan ansiedades y, más que truncados sus sueños, visualizan una compleja situación para la que tal vez no tienen habilidades todavía para encontrar soluciones a lo que está pasando. Por eso es tan importante el refuerzo nuestros como profesores, el abrirles el espectro. Hacerles ver que se puede, que hay becas, que es un punto importante, porque ellos tampoco tienen los medios económicos”, dice.
En Maipú, el colegio Padre Álvaro Lavín también ha desarrollado actividades para apoyar académicamente a sus cuartos medios y además están a organizando la campaña “Apadrina un sueño”, que tiene como objetivo regalarles a sus estudiantes un símbolo que signifique el fin de su ciclo escolar. “La idea es sorprender a nuestros jóvenes con la entrega de un objeto que simbolice un proceso culminado, uno que no ha estado exento de dificultades pero que ellos, con harto empeño, paciencia y perseverancia, están cumpliendo. Como profesores jefes y sus tutores, no queremos que se vayan sin este símbolo de su último año de enseñanza media. Buscamos padrinos que nos puedan apoyar en esta labor de poder darles este regalo, y si alcanzamos a reunir más dinero, pensar en su foto de cuarto medio. Tampoco van a tener su gala, que es muy importante para ellos, y la fiesta de graduación. Son procesos relevantes para ellos y emotivos y no queremos que se pierdan estas instancias, porque se merecen el premio al esfuerzo si han sido luchadores y se han enfrentados a diferentes dificultades para llegar hasta acá, con una pandemia de por medio”, comenta Nicole, quien está a cargo de 27 jóvenes.
En Lota, los jóvenes y profesores también piensan en su cierre de cuarto medio. Incluso, los estudiantes comenzaron a planear su ceremonia de gala desde el año pasado. Vendieron completos y choripanes. “El año pasado iban a hacer un asado de fin de año pero vino la revuelta, entonces se guardaron las lucas. Y este año, se preguntan: ‘¿qué vamos a hacer con la gala?’, una pregunta que nosotros los adultos vemos con poca importancia en este contexto, pero para ellos tiene un significado muy importante”, comenta Darinka sobre un tema que está hablando con los apoderados. “Vamos a hacer la generación sin gala o tal vez la dejemos para el próximo año, pero hay que darle una solución a lo que los jóvenes esperan”. Y agrega: “Al principio entre sus mayores preocupaciones estaba si iban a pasar de curso en medio de esto, qué iba a suceder con sus evaluaciones, su polerón, su fiesta. Nosotros hemos ido tratando de ir calmando esas ansiedades. Les decimos que la graduación vamos a tratar de hacerla en la medida de lo posible, si no es este año, será en marzo del próximo. También cuentan que es muy triste no estar en la escuela porque ellos valoran mucho su espacio, no es que estén contentos de no ir, dicen: ‘Tía, preferiría estar mil veces allá con los profes que en mi casa’ y cuando nos ven para la entrega de las cajas Junaeb se ponen súper contentos, dan ganas de abrazarlos, pero no se puede”, dice Nicole, que al igual que Darinka y los demás profesores de las escuelas Súmate que trabajan con pasión por cumplir los sueños de sus esforzados estudiantes.