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Abr

2018

Hogar de Cristo presentó las grandes brechas sociales de Chile

Hubo emoción genuina al escuchar a Claudia contar qué hizo al recibir una carta donde le avisaban que su medio hermano de un año de vida estaba recluido en el Sename y a Yaritza agradeciendo el apoyo incondicional de su madre mientras estuvo internada por consumo. Paulo Egenau explicó con números dónde están los pobres más vulnerables y Pablo Walker entrevistó a quienes habían logrado superar sus problemas de pobreza.

Con el llamado a que terminar con la promesa te mueva tanto como los anhelos y sueños más profundos de cada quien, el Hogar de Cristo presentó hoy su nueva campaña de socios. En la ceremonia el Director Social Nacional de la institución, Paulo Egenau, presentó la matriz de inclusión social, un instrumento técnico que permite estimar la magnitud de la brecha entre la población afectada por pobreza y vulnerabilidad y la cobertura existente, tanto estatal como privada.

“Nuestra matriz de inclusión social muestra los temas país pendientes en materia de pobreza. Evidencia dónde están las personas más pobres, excluidas y que padecen los profundos daños que provoca la pobreza. La matriz discrimina por temática, región, sexo y agrega el número de población potencial para cada una ellas”, señaló Paulo Egenau.

Además de presentar las impactantes cifras, los asistentes fueron testigos de las historias de tres participantes de diferentes programas del Hogar de Cristo, quienes contaron sus experiencias de dolor y superación. El primero en dar su testimonio fue Joel Rodríguez, ex alumno del colegio Betania de fundación Súmate.

“Vivo en la población San Gregorio, donde hoy es imposible ir a jugar a la cancha o jugar a la pelota en los pasajes. En las esquinas se ve el consumo y el microtráfico. Es peligroso, hay que andar con precaución en la calle. Hace unos meses, me quiso robar el celular un tipo. Lo empujé y al verlo me di cuenta de que tenía mi edad. Estaba completamente drogado y al mirarlo a los ojos me vi a mí mismo si no hubiera logrado recuperar los años perdidos y volver a la Escuela Betania. Volver a estudiar, me salvó”, contó Joel, quien hoy estudia Gastronomía Internacional en el Inacap.

Luego fue el turno de Claudia Fredes, apoderada del jardín infantil Sol Naciente del Hogar de Cristo. Ella tiene la tuición de su medio hermano Claudio Amaro, quien había estado durante un año en una residencia del Sename, en Temuco. Luego de ocho meses de juicios y trámites varios, logró que el niño, de casi cuatro años, pasara a su cuidado. Hoy, es un hijo más, junto a sus otros dos. “Él tenía muchas carencias, una de ellas era el apego y ese fue el trabajo mío. El que hizo el jardín fue el de estimulación, de enseñarle a hablar, a expresarse y a controlar esfínter. Antes les decía a todas ‘mamá’. Hoy distingue lo que es la mamá, la tía. Hoy sabe que yo soy su mamá”, nos comenta Claudia, orgullosa de sí misma y satisfecha del trabajo que hace a diario el jardín con Amaro.

Por último, Yaritza Mesa, participante del programa residencial para mujeres adolescentes ‘Mapumalén’, contó que por una temprana desilusión amorosa a la que se sumó la definitiva separación de sus padres, cayó en consumo problemático de drogas. Pero gracias a su mamá, quien le dio su constante apoyo, pudo cambiar su vida. “Estoy muy agradecida con Mapumalén. Si uno se lo propone, uno lo puede conseguir, cuesta, pero no es difícil, así que estoy con todo el ánimo para salir adelante”, cuenta la joven que sueña con estudiar Derecho.

A la ceremonia, realizada en el Santuario del Padre Hurtado, también asistieron la periodista Mónica Rincón y el músico Manuel García, ambos activos participantes de la campaña, cuya idea fuerza es “que terminar con la pobreza te mueva tanto como buscar la verdad o como la música”, respectivamente. Sus afiches están hoy visibles en distintos rincones del país.

Manuel García, quien comparte en las imágenes escenario con la pequeña Monserrat Sepúlveda, quien se encuentra acompañando su mamá que está en un proceso terapéutico por consumo, cuenta: “Para cualquier artista es un privilegio estar en una campaña en donde la voz propia puede sumar como una voz más. El llamado es a mirarse a los ojos, a comunicarse y a tratar de entender nuestra sociedad de una manera más justa, más abierta y amorosa”.

En tanto, Mónica Rincón, quien en los afiches está con la joven haitiana Anais Janvier, de la hospedería de mujeres del Hogar Cristo, comenta: “Para mí es muy importante estar en una campaña que llama a todos a involucrarnos, a terminar con la pobreza, porque la pobreza viola los derechos humanos y eso me moviliza profundamente. No hay misión más bonita que darles voz a los que no la tiene, y las personas en situación de pobreza y discapacidad no tienen voz, son invisibles. Sueño con un país en el que todos seamos felices, en que nuestros sueños sean nuestro techo y no los recursos económicos. Ese es el país que invito a construir y movilizarse para que un Chile más digno y justo sea una realidad”.

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