Ad portas de las bodas de plata de las COP (Conferencia de las Partes por el Cambio Climático), que esta vez se realizará en Chile y de la que el Hogar de Cristo será parte, abordamos la relación medioambiente y pobreza, según la mirada de los expertos.

María Luisa Galán

“Viajando lentamente por Norteamérica, eventualmente rumbo a Santiago. Pararé y visitaré la mayor cantidad de lugares que pueda y, por supuesto, protestaré cada viernes, no importe donde esté”, dijo hace unos días Greta Thunberg, la joven activista sueca, a través de su cuenta en Twitter, anunciando lo que será su visita a la COP 25 que se desarrollará en Chile entre el 2 y el 13 de diciembre de este año.

La Conferencia de las Partes (COP), que es herencia de una serie de iniciativas impulsadas por la ONU en términos de cambio climático desde fines de 1970, hace ya un cuarto de siglo que se hace anualmente. Y este 2019 Chile será el anfitrión. “Es un año histórico, una oportunidad única en la vida y para el país. Es una oportunidad para que Chile pueda liderar”, dice Julio Cordano, jefe del departamento de cambio climático del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el Taller COP25 organizado por la Universidad Católica.

Hogar de Cristo estará presente en la zona verde de este magno evento. ¿Pobreza y medio ambiente? Sí, temas que pareciera que transitaran por rieles distintos pero que están interrelacionados por el impacto que tiene el ambiente sobre las personas. Pensemos simplemente en lo que está pasando con los crianceros del Norte Chico a causa de la sequía y la mortandad de sus animales.

En el mencionado taller de la UC conversamos con expertos acerca de esta dualidad. Desde el lente de la contaminación oceánica, Cristián Vargas, director del Musels, centro de estudios ubicado en Concepción, explica: “En el instituto abordamos cómo la contaminación, que es un estresor global, afecta el sistema socio-ecológico. Trabajamos mucho sobre cómo hacer que las comunidades costeras se adapten, porque a ellos les va a afectar. Los pescadores viven de la extracción y manejo de los recursos marinos y estos problemas pueden afectarlos y redundar en pobreza. Lo que se está trabajando a nivel de gobierno es tratar de generar adaptación de esas comunidades, que busquen otras alternativas para poder subsistir con otras fuentes de trabajo, diversificar el tipo de extracción de recursos o iniciar su propio cultivo marino”.

Por otra parte, Juan Carlos Muñoz, director de Cedeus Chile, el centro de desarrollo urbano de la UC, reflexiona desde el punto de vista de la movilidad. “Lo que hoy estamos viendo es que los que gobiernan la ciudad tienden a ser de los sectores de mayores ingresos, que, sin ser egoístas, no se ponen en los zapatos de toda la población. Así vemos, por ejemplo, cómo el centro de la ciudad se ha ido hacia el sector oriente: Providencia, El Golf, Manquehue Norte, Rosario Norte y hoy en día estamos empezando a construir oficinas cerca de Lo Barnechea. Hoy hay una oportunidad de gobernar la ciudad tanto sobre cómo usamos el suelo y qué ponemos en cada lugar de la ciudad, y en cómo ponemos un sistema de transporte que favorezca soluciones más cercanas”. Y agrega: “La agenda medioambiental es más bien general. Finalmente, lo que importa es cómo reducimos los niveles medioambientales, pero cuando uno mira dónde están los problemas ambientales más severos, es donde están las personas con menos ingresos”.

Walter Imilán, del Centro Movyt, con enfoque en movilidad, dice, por su parte: “Si hablamos de empobrecimiento, claramente las condiciones medioambientales están relacionadas de modo directo. Hay una serie de discusiones sobre pobreza ambiental, pobreza energética, de las zonas de sacrificio, que es un concepto que apareció en Estados Unidos en los años 70 y que ahora se está empezando a utilizar. También se habla de sufrimiento ambiental, un concepto que trata de explicar cómo las personas padecen su relación empobrecedora con el medioambiente”.

Eduardo Sanhueza, asesor en las anteriores COP e investigador de la Universidad Adolfo Ibáñez, comenta: “El tema de la pobreza es un problemazo. Aunque es muy difícil que sea incorporado en la agenda. Pero el tema es otro. Aquí no es importante Greta, sino la señora Juanita. El tema es cómo me desarrollo en tiempos de cambio climático, cómo pensamos de forma más inteligente nuestro desarrollo económico para atender las necesidades de la gente. Y eso tiene que ver mucho con la adaptación, con cuidar todos los efectos que eso tiene sobre la pobreza”.

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