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Entrevista

Mar

2020

Andrés Millar: “Esperamos que se aumenten a la brevedad las Rutas Calle”

El director de integración de personas en situación de calle del Hogar de Cristo propone esa solución para evitar que las hospederías se copen y hombres y mujeres se contagien por el hacinamiento. No duda en considerar a los sin hogar como grupo de alto riesgo y a la luz de lo sucedido en países donde la epidemia causa estragos, responde qué medidas tomar para proteger a esta población vulnerable.

Por Ximena Torres Cautivo

Hasta jabalíes y pavos reales se han visto circulando libres por las calles de Barcelona y Madrid, dada la cuarentena que se ha extremado en España y que tiene a las ciudades y pueblos vacíos para evitar el crecimiento exponencial del coronavirus que está afectando duramente al país. Y junto con los jabalíes y los pavos reales, están las personas sin hogar, que se han quedado sin sus precarios medios habituales de sobrevivencia.

Solos, aislados y más desprotegidos que nunca, vagando por las urbes.

Recién ahora las autoridades del primer mundo están reaccionado y el gobierno ha llamado a las fuerzas militares y policiales a respetar los derechos humanos de las personas en situación de calle y evitar las medidas coercitivas, así como a prestarles ayuda médica de manera prioritaria. Los albergues, esos que en Chile, se sobrecopan con los planes de invierno no son recomendables y en todos los países se han activado dispositivos para albergar a los sin casa en espacios amplios, manteniendo el distanciamiento social para minimizar las posibilidades de contagio.

¿Cuáles son los planes y acciones en Chile para los invisibles, para los que, por su vulnerabilidad social y económica, por su envejecimiento prematuro, por el deterioro de su salud son el mayor grupo de riesgo, aunque oficialmente no se les considere así?

Andrés Millar cree que se requiere habilitar viviendas para la cuarentena de las personas en situación de calle

Responde Andrés Millar Deuma (49), director nacional de integración de personas en situación de calle del Hogar de Cristo. El trabajador social y magíster de en psicología de la Universidad Católica de Chile, empezó en la causa del padre Hurtado como voluntario y desde siempre ha orientado su trabajo a la superación de la extrema pobreza y la exclusión social.

-Dadas las actuales circunstancias, ¿el Estado debería abrir albergues especiales para las personas en situación de calle?

-El Estado debería disponer de viviendas de emergencia transitorias que pudieran estar disponibles para recibir a la población de bajo riesgo, contagiada de corona virus para que hiciera la cuarentena. Esto dado que los programas masivos tienen peligro de contagio. Sería muy  inseguro que en nuestras hospederías comenzáramos a atender a población contagiada con COVID-19. Por eso hoy en nuestros programas regulares no estamos acogiendo a más personas, como hacemos durante el invierno en que se habilitan más camas. Es más, estamos disminuyendo nuestra capacidad para contar con áreas aisladas en caso de que se produzca algún contagio que no requiera hospitalización. De todos modos, estamos trabajando con la red de salud para que los casos que presenten síntomas, no regresen a la hospedería por el riesgo de contagio de la población existente, donde la mayoría son adultos mayores.

-¿Son las personas sin hogar población de alto riesgo o esa es una afirmación exagerada?

-Sin duda, los servicios de salud deberían considerar a estas personas como población en riesgo, dado su situación de calle y la imposibilidad de guardar una cuarentena en un lugar estable. El Estado debería considerar la provisión de recursos para prestar atención y cuidado a las personas contagiadas que se encuentran en calle, evitando que lleguen a centros de atención masiva. Esto implica ubicar viviendas, hostales, hoteles, cualquier alternativa que no sea multitudinaria para que puedan aislarse y recuperarse. Habría que considerar la necesidad de suministros: alimentos, kits de limpieza e higiene y personal de emergencia que apoye. Esto debería ser complementado con la entrega permanente de información y educación en la calle. Algunas personas le restan la gravedad a la situación, incluso señalan que la actual pandemia no los afectará ya que se trata de una “enfermedad de los cuicos”. También sería importante definir la identificación de los lugares de atención de relevo para pacientes con COVID-19 confirmado, que han sido dados de alta del hospital.

-¿Qué está haciendo el Hogar de Cristo para ayudar a las personas en situación de calle en las actuales circunstancias?

-El Hogar de Cristo mantendrá su servicio de Ruta Calle, el cual entrega alimentación, abrigo y servicio psicosocial a esta población. Mantendremos un profesional al menos por programa disponible para apoyar las necesidades las personas, contribuyendo con esta medida a que no se saturen las hospederías. Y se coordinará con “voluntarios sanos” que puedan generar rutas permanentes día y noche en este tiempo de emergencia para la provisión de información, alimentación y abrigo a personas que están y van a aumentar en los puntos calle. Buscamos evitar que se desplacen por la ciudad aumentando las posibilidades de contagio. La asistencia en rutas calle se realizará sin contacto físico, guardando las distancias necesarias de 2 metros. A su vez, se podría contar con el apoyo de las fuerzas armadas en la distribución de alimentación en rutas calles y la provisión de asistencia; así como en la colaboración para detectar a las personas que están con síntomas de la enfermedad, para su derivación o transmisión de información a la red de salud.

El 30 por ciento a nivel mundial de las personas en calle padece enfermedades crónicas

Andrés Millar precisa que al trabajo del Hogar de Cristo se suman una serie de actores locales y organizaciones en distintas regiones de Chile, como las fundaciones Fundación Nuestra Casa, Moviliza, Gente de la Calle, Cristo Vive, Don Bosco, Salud Calle, La Olla Rabbani, CATIM e iglesias de distintos credos. “Todas estas organizaciones están trabajando y dispuestas sumar esfuerzos y colaborar con el Estado”, dice el experto.

¿Sería una buena medida disponer de agua y jabón para estas personas en algún punto de las distintas ciudades?

-El Estado está evaluando aumentar los programas Ruta Calle, que sirven para entregar asistencia en materia de higiene, abrigo y alimentación, porque serán servicios que se verán muy mermados en este periodo, dada la disminución de voluntariado y el cierre de los comedores masivos por la emergencia sanitaria. Esperamos que esta medida se implemente lo antes posible. Es probable que sea más seguro que la gente, si no puede optar a un refugio individual, pueda permanecer en un ruco o carpa bien protegido y resguardado del frío, con apoyo permanente.

-¿Cómo les afecta la salud mental a las personas con discapacidad psíquica o intelectual que viven en hogares protegidos o, definitivamente, en la calle?

-Las personas con discapacidad mental y que están en situación de calle, viven una doble pobreza. Están más vulnerables a todo. Les afecta la emergencia actual, claro que sí. Sus actividades al aire libre se ven suspendidas, deben convivir más tiempo entre ellos, aumentando los roces y las dificultades. Si a nosotros, que no tenemos ni discapacidad mental ni pobreza, nos afecta convivir 24/7 con nuestros familiares, imagínate lo que significa para ellos, que comprenden poco lo que está pasando. Hay frustración, rabia, ansiedad, pero en el Hogar de Cristo contamos con profesionales capacitados para poder contenerlos y crear espacios lúdicos y ocupacionales. Estos son tiempos de dar y de darse por los más vulnerables y desvalidos. Y, en este punto, los primeros de la fila son las personas en situación de calle.

 

Hoy más que nunca hay que comprometerse con los más vulnerables…

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