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Ago

2017

Adultos mayores “mateos” aprenden a leer y escribir en Hogar de Cristo

“Yo aquí soy feliz”.

Malvina Gajardo Vargas tiene 90 años y le ha tocado sufrir más de lo que ha vivido.

Quedó viuda a los pocos años de casada y tuvo que hacerse cargo de sus siete hijos.

Ella sin saber leer ni escribir llegó hasta San Antonio con su familia y trabajó durante gran parte de su vida lavando ropa ajena.

Mientras cuenta su historia las lágrimas escapan de sus ojos sin previo aviso y el llanto se apodera de su pasiva calma.

“Tenía un hijito chiquitito cuando quedé viuda. Además de hacerme cargo del resto de mis niños, me preocupaba el menor. Yo tenía que salir a trabajar porque estaba sola y tenía que esforzarme por sacarlos adelante”, relata sollozando.

Malvina agrega que pese a los duros momentos de lucha inclaudicable por sus retoños “me siento feliz porque puedo decir que todo el esfuerzo valió la pena. Mis hijos son buenas personas y hoy estoy aprendiendo esto”.

Esto, de lo que habla Malvina, es aprender a escribir y leer. Junto a ella otros 12 sanantoninos de la tercera edad ponen todo su empeño uniendo vocales y consonantes para formar palabras y frases coherentes.

“Yo nunca fui al colegio. Nunca tuve la oportunidad de aprender esto”, recalca esta vecina de Barrancas junto a su monitora María Rojas, en el Hogar de Cristo de San Antonio, el que está ubicado en calle Luis Alberto Araya 2139, en el sector de Barrancas.

La profesional del Ministerio de Educación, cuenta que “el gobierno dispone de todos los textos para que las personas de la tercera edad puedan completar sus estudios de primero a cuarto básico. Lo que se busca es que ellos sepan escribir y leer para que cuando tengan que firmar algo no los estafen o cosas por esa índole”.

“Para uno como persona también es una misión muy importante y gratificante. Poder enseñar a estas personas de la tercera edad te llena el alma. Yo llevo tres años trabajando con ellos y ha sido una experiencia muy linda, porque muchos llegan con nociones nulas o básicas y se van escribiendo y leyendo”, agrega Rojas.

Día de la Solidaridad

El viernes 18 de agosto, a partir de las 10 de la mañana y hasta las 16 horas, en el Hogar de Cristo sanantonino se celebrará el Día de la Solidaridad que conmemora el fallecimiento de San Alberto Hurtado, fundador de esta institución chilena.

En la oportunidad, según detalló la coordinadora de este hogar, Carolina Castro, se exhibirán imágenes de la vida del santo patrono de los trabajadores como de la enorme trayectoria de la obra que dejó Hurtado para ayudar a los más necesitados.

“Además habrá una misa con el padre Vicente Véliz y a las tres de la tarde presentaremos una obra que habla de la solidaridad que hoy en día es sumamente importante”, ahonda Castro.

-El hogar acá en San Antonio pasó por un periodo de transición. ¿Cómo se encuentra actualmente?

-Durante el 2015 se vivió este proceso y desde el 2016 comenzamos a recibir usuarios. Comenzamos con siete y hoy atendemos a 27 adultos mayores de toda la provincia de San Antonio. Muchas personas viajan desde la costa hasta acá para participar del hogar.

-¿Qué personas son las que ustedes reciben?

-Acá recibimos a personas de la tercera edad autovalentes. No somos una casa de acogida por lo mismo muchos de los abuelitos que llegan acá tienen sus casas o viven con familiares. Tampoco son personas en situación de calle.

-Pero el Hogar de Cristo nació para personas en situación de calle.

-Nosotros acá en San Antonio trabajamos en coordinación con otros organismos que tienen programas para las personas en situación calle, como por ejemplo la Municipalidad, que tiene varios programas para ir en ayuda de estas personas, por lo mismo, no queremos chocar con otras instituciones.

-¿En qué condiciones llegan las personas que son usuarias de este Hogar de Cristo?

-La gente, generalmente, cree que las personas de la tercera edad no quieren hablar y que buscan solo descansar, casi vivir como hermitaños. Pero no. Ellos quieren compartir, conversar, hacer cosas y acá les brindamos eso. Hay talleres de alfabetización, recreación, emprendimiento, artesanía, estimulación física, entre otros. Poco a poco ellos comienzan a ganar personalidad y capacidades que les permite desenvolverse de mejor manera.

Lucía López es otra de las sanantoninas que se encuentra aprendiendo a leer y escribir. Dice que algo sabía pero que en el Hogar de Cristo ha reforzado sus conocimientos.

“Me ha hecho bien. Yo quede sola hace 10 años. Mi mamá se murió y he tenido que vivir en compañía de mi perrito Joe López, le puse hasta apellido cuando lo inscribí”, cuenta con entusiasmo esta mujer de 80 primaveras.

López reconoce que se siente sola en algunos momentos. No tiene marido, ni mucho menos hijos. Con palabra de ellas: “hay que echarle para delante no más”.

“Acá he conocido gente y compartimos harto, nos sentimos acompañados y nos divertimos”, describe la barranquina.

Junto a ella se encuentra su amigo y compañero en el Hogar de Cristo Emilio Ramos de 77 años.

Tuvo cuatro hijos y la vida lo abofeteó con la pérdida de una de sus hijas.

“Es terrible. Uno como padre nunca está preparado para eso, pero hay que sobreponerse y seguir. Hoy vivo en Barrancas y trato de venir todos los días porque acá siempre nos han dicho que el Hogar es como nuestra segunda casa y así los sentimos”, detalla.

Carolina Castro enfatiza que esa es precisamente la idea del Hogar de Cristo sanantonino.

“Acá, entre las personas, se ha formado un lazo enorme y queremos que siga así. Los abuelitos lo que buscan es sentirse queridos y aceptados, y entre sus pares eso es lo que se logra. Aprenden nuevas cosas y se nota que les gusta porque la asistencia es alta”, cuenta Carolina mientras Malvina Gajardo continúa poniéndole empeño para cumplir sus gran sueño.

“Lo que más quiero es poder aprender a escribir mi nombre. Siempre he soñado con eso y ahora lo voy a lograr, porque acá me siento querida, yo acá me siento feliz”, culmina con una hermosa sonrisa.