En tiempos en que los contagios y los fallecidos por Covid-19 se elevan, el tema funerario cobra relevancia. Hay todo tipo de planes, desde los más sencillos hasta los más llamativos. La funeraria del Hogar de Cristo ofrece uno lleno de colores, inspirado en la urna en que se fue Mariano Puga, el “cura obrero”, para iluminar lo breves, tristes y solitarios que están siendo los rituales mortuorios.

Por María Luisa Galán

En un escenario de pandemia desatada en Chile, que nos ubica en el top 10 por la cantidad de positivos total acumulados, que superan los 200 mil, y acercándonos cada día a los 4  mil fallecidos por Covid-19, no es extraño hablar de ataúdes y funerales. Más cuando el epidemiólogo de la Universidad de Chile, Gabriel Cavada, señala en un diario que “no es descartable que la segunda semana de julio estemos alrededor de 210 a 240 muertos diarios como peak”.

Lamentable, pero necesario de abordar. Y en esa materia la funeraria del Hogar de Cristo está trabajando full y cuenta con diferentes tipos de servicios. Uno de ellos, que es el más llamativo por sus colores y creatividad, es el plan “homenaje único”, donde, tal como lo describen, desde la misma entidad, “cada detalle ha sido elaborado con cariño y cuidado con el sólo propósito de acompañar en un momento que trasciende”.

Son ataúdes de colores, unos de color único, otros con flores o con la posibilidad de escribirles mensajes, como las camisas rayadas de fin de cuarto medio. La idea surgió a partir del multitudinario funeral del querido sacerdote Mariano Puga, “el cura obrero”, quien murió de cáncer el 14 de marzo pasado, 11 días después del primer caso de contagio producido en Chile. Las organizaciones vecinales de la Villa Francia, los artistas de la comunidad, quienes admiraban su obra y su impronta, participaron de una multitudinaria despedida, alegre pese a la partida, donde el ataúd, colorido y pintado por muralistas de la misma población, fue un elemento central del tributo a su fructífero paso por esta vida.

El servicio “homenaje único” se inspira en ese homenaje alegre, informal y admirativo, que en estos tiempos en que todo el ritual no dura más de 90 minutos, es restringido a menos de una decena de personas y está cargado con la oscuridad de la pandemia, para algunas familias puede ser la mejor despedida. Ciertamente, es una alternativa onerosa, pero que beneficia a las personas más vulnerables que atiende el Hogar de Cristo, porque la funeraria del mismo nombre desde que fue fundada por Alberto Hurtado es fuente de financiamiento de la fundación y de sus programas, además de entregar funerarios dignos y gratuitos a los acogidos.

Este “homenaje único” ofrece además de la artística y alegre urna, traslado, gestión de documentación, vehículo de acompañamiento, arreglos florales, una ceremonia de responso on line, aviso en prensa, video de recuerdo. Ya lo dijimos: no es de los planes más económicos ni responde al gusto estándar, pero para muchos resulta una alternativa alegre, que ahuyenta lo luctuoso y tributa desde el arte y el color al ser querido que se va.

Es importante hacer notar que la funeraria Hogar de Cristo cumple con todo el protocolo de manejo de cadáveres por Covid-19, definidos en marzo pasado por la Subsecretaria de Salud Pública. “Nuestra gente está entrenada, informada y habilitada con todos los instrumentos y elementos que se requieran para operar según este documento, el que estamos cumpliendo al 100% y preparados hace semanas. Nuestra filosofía es no poner en riesgo a los familiares de la persona, al público y a nuestros trabajadores”, dice Alfredo Urbina, gerente comercial de la Funeraria.

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