Dic
2020
Una Navidad diferente en el puerto: Sin cena en el Mercado Cardonal
Cada 24 de diciembre desde 1995, un grupo de voluntarios movía cielo, mar y tierra para preparar una cena de Navidad para personas en situación de calle en el famoso Mercado Cardonal de Valparaíso. Este 2020 fue diferente, por primera vez, a causa de la pandemia, no fue posible continuar la tradición. La voluntaria Natacha Solís nos cuenta qué hicieron esta vez.
Por María Teresa Villafrade
“Hicimos el duelo, nos resignamos a que ya no podríamos realizar la cena de Navidad en el Mercado Cardonal como veníamos haciéndolo de manera ininterrumpida los últimos 25 años”, cuenta Natacha Solis (58), terapeuta, madre de tres hijos y abuela de dos nietos.
Durante 11 años, fue voluntaria activa del Hogar de Cristo e incluso estuvo a cargo de la Ruta Calle Viña acompañando innumerables veces la cruda realidad de las personas que viven a la intemperie. Su mamá, Olivia Ponce, es recaudadora de la fundación desde hace tres décadas. Por eso, Natacha siempre ha sentido un vínculo importante con la causa de Alberto Hurtado.
“Cuando partí con las cenas navideñas en 1995, mi idea no era salir a la calle sino que ellos salieran de la calle y que, al igual que todos nosotros, que tenemos techo y comida, pudieran sentarse a la mesa a compartir una rica comida, con postre, con cubiertos y vasos, como debe ser”, explica.
Así nacieron las cenas de Navidad en el Mercado Cardonal que, año tras año, fueron creciendo en cantidad y calidad, tanto en colaboradores que se sumaban como en invitados. Para ella y los voluntarios Nelly Reyes, Kharime Arriagada, Mauro Saavedra, Marina Correa, Pedro Alfaro, Sandra Zelada, Claudia Reyes, Loreto Pacheco e Ítalo Vega, la pandemia fue un duro golpe difícil de asimilar.
“Tenemos un círculo de proveedores, entre los cuales está la Universidad Católica que siempre nos aportaba dinero para la compra de la carne, y nos dijimos que el coronavirus no podía ganar. Decidimos que igual teníamos que hacer algo por los que menos tienen y cambiamos el menú, ya nos habíamos resignado a que no podríamos sentarlos a la mesa”, agrega Natacha.
Se pusieron manos a la obra y prepararon sándwiches gigantes, estilo Subway, de carne mechada y de pollo, los que entregaron envueltos en papel celofán. Lograron armar 400 bolsas que contenían además ropa interior y prendas como jockeys y bananos, dulces, galletas, kit de limpieza, fruta en conserva de postre y pan de pascua.
“Fue muy bonito, porque se sumaron muchas personas para el traslado y la repartición de las bolsas. Recorrimos prácticamente todos los sectores habituales en los que pernoctan las personas en situación de calle, en Valparaíso y en Viña. Solo en el Estero contabilizamos 60 personas. Esta vez, como nunca, había mucha más gente”, relata.
A ella le gusta mucho conversar y conocer las historias de vida. Cuenta, por ejemplo, que algunos lloraron porque la pandemia alejó y separó a los amigos. Algunos se fueron al norte, otros al sur. “Me dieron hasta secretos para no contraer el COVID”, dice con humor.
Natacha sueña para que el 2021 puedan volver a realizar la cena navideña como Dios manda, esta vez en la sede de la Universidad Católica de Valparaíso. “Este evento siempre ha sido de familias enteras participando como voluntarias. Yo iba con mis hijos pequeños, mi mamá hacía la torta, mi sobrino ponía la música. Se han sumado nuevas generaciones en reemplazo de los mayores. La tradición tiene que seguir”. Desde el Hogar de Cristo hacemos fuerza para que así sea.