En ambas categorías -cuentos y poemas-, especialistas en literatura de la Universidad Alberto Hurtado seleccionaron las mejores ocho obras escritas por personas con discapacidad mental, a cuyos autores calificaron como talentosos finalistas. Además se escogieron dos menciones honrosas por cada estilo literario.

Por María Luisa Galán

La convocatoria era escribir cuentos y poemas sobre “historias de cuarentena en Chile” y así fue que llegaron más de 50 textos desde distintas regiones del país al concurso literario “Vuelen, plumas”, una actividad que Hogar de Cristo organizó por sexta vez y que está orientado a hombres y mujeres mayores de 18 años que presentan discapacidad mental.

Del total de trabajos, el jurado compuesto por estudiantes y académicos del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Alberto Hurtado seleccionaron a los ocho mejores trabajos por cada categoría: cuento y poemas, los cuales fueron dados a conocer el sábado 10 de octubre, justo para el Día Mundial de la Salud Mental.

La pandemia, el confinamiento y el temor a contagiarse fueron los principales protagonistas de los relatos. Entre los poemas, había unos dedicados al tiempo, al hambre, a ladrones de libros, a la esperanza de encontrar un remedio para el coronavirus, al destino y a los pueblos y razas autóctonas de Chile. En el lado de los cuentos, un colapso mental, el desánimo, el emprendimiento y la esperanza, incluso el animé japonés y uno escrito en tono de fábula, fueron parte de los sorprendentes temas. Todos, con un alto grado de creatividad, destacando en especial un autor al que los jueces ya lo califican como “un hallazgo”, de nivel profesional.

¿Qué es lo que evaluaron los jueces? En el caso de los cuentos, los expertos valoraron el título, si tenía relación con el tema o es llamativo, la estructura del texto, si había un inicio, donde se presentara claramente el conflicto y los protagonistas, si existió un desarrollo y un desenlace, además de la creatividad. En el caso de los poemas, se evaluó también el título, el lenguaje retórico, si existía la creación de una imagen, la sonoridad, la novedad del tema y también la creatividad.

Bajo esta rúbrica, los seleccionados fueron:

CUENTO: William Ortíz (“Colapso”), Victoria Arellano (“Pequeña Serenity”), Rodrigo Fuentes (“La fábrica de artesas en pandemia”), Claudio Ramírez (¡Quiero despertar!”), Luis Araya (“Una aventura en cuarentena”), María Angélica Quiroga (“Los paseos de Lennon”), Rosa Pérez (“Un día de lluvia”), William Ortíz (“Noche de pandemia”).

Mención Honrosa: Katherine González (“Luz de estrellas”) y Guillermo Muñoz (“Guillermo y su familia confinados”).

POESÍA: William Ortíz (“Reloj sin tiempo”), Luis Eduardo Abrigo (“Érase una vez el hambre en Chile”), William Ortíz (“Ladrón de libros”), Claudio Ramírez (“No hay mal que por bien…”), Manuel Muñoz (“Coronavirus”), Hermann Rodríguez (“Pandemia”), Andrea Boggiano (“Amigo o cómo te llamó el destino”) Munir Eluti (“Pueblos y razas autóctonas de Chile, un viaje a nuestra geografía”).

Mención Honrosa: Whalters Orellana (“Pasando por mi mente”), Whalters Orellana (“La furia de Asia”).

En diciembre de este año se realizará el lanzamiento de un ebook, un libro on line, con los textos seleccionados en el concurso “Vuelen, Plumas” 2020.

Ellos aletearon el 2019: extractos de algunos de los textos escogidos el año pasado.

En su última versión del 2019 fueron reconocidos siete trabajos de un universo de 30. Jaime Bristilo, poeta, impartió talleres literarios a más de 50 personas con discapacidad el año pasado, muchas de ellas analfabetas, a quienes se les registraron sus obras y luego fueron transcritas. Entonces señaló: “Son adultos con necesidades especiales, donde la afectividad y la empatía para lograr el acercamiento son claves, pero eso no significa infantilizarlos. Uno como monitor debe reconocer sus habilidades y desde ahí hacérselas notar a ellos mismos, ayudar a que ellos las descubran”.

Algunos extractos de los trabajos 2019…

“Cierto domingo, caminaba pateando piedras y alguien tomó mi mano. Me dijo “te he buscado mucho tiempo… ¡No pusiste dirección en tu carta!”. Mi carta llegó a quien imaginé, nos tomamos de la mano y no nos soltamos más. Después de todo, Cupido no se equivocó. Esta vez no”. Jonathan Seguel Blanco, 31 años, Santiago.

“En la Vega Chica, todos dicen tener una picada dentro de ella. La mía es doña “Carmencita”, el local 9, que es mi número de la suerte. El día fue agitado y de puro trabajo, después de las 4, ya cae la tarde y se bajan las cortinas. Mañana es un mismo y nuevo día”. William Ortiz Morales, 50 años, Santiago.

“Érase una vez, un lápiz mágico, que escribía solo porque le gustaba”. José Farías, 22 años, Romeral.

“Más allá del día, hay una hermosa noche, tengo muchas aventuras siniestras con lo cual me llevaré el ayer como estando, pero mucho esfuerzo la voz llamó”. Patricio Crespo Canales, 55 años, Santiago.

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