Nov
2021
Paz Basaure, una soñadora indestructible
La fundadora de esta organización -Soñadores Indestructibles- cuenta cómo nació este grupo compuesto por hombres y mujeres que donan su tiempo a los más vulnerables. Responsabilidad y compromiso es lo que más pide, porque en muchos casos el voluntario es quien llena el vacío de quienes han sido abandonados. Esta es su historia.
Por María Luisa Galán
Paz Basaure (33) es ingeniera en marketing y hace tres años tomó una decisión importante para su vida: dejó su trabajo en el mundo comercial para dedicarse ciento por ciento a lo social. Desde los 19 años consagra su tiempo libre a ayudar a otros; con su hermana iban a los hospitales para Navidad o el Día del Niño. Pero encontró que eso era muy poco y se empeñó en ser una voluntaria permanente. Buscando, preguntando, llegó a Lampa.
“Nacimos el 2013 a raíz de visitar un hogar en Batuco, en Lampa, que se llamaba San Ricardo. Fuimos con un par de amigos, que son ex compañeros de trabajo, y después de tres meses de estar yendo, nos pidieron que nos formalizáramos. Como era muy ególatra decir: Paz y sus amigos, pensamos en un nombre y salió Soñadores. Indestructible lo agregó un amigo. Y la unión de ambas palabras la encontramos muy chora”, cuenta. Así se crea “Sueños Indestructibles”, un grupo formado por voluntarios dedicados a visitar hogares vulnerables, caracterizados por tener poco apoyo, y a personas en situación de calle.
De eso ya han pasado siete años y de aquel primer grupo queda sólo Paz, pero hoy son 45 las personas que están full dedicadas a los cinco programas que asisten. Cuatro ubicados en Santiago, y uno en Temuco. Algunos son hogares de lactantes, otros de adultos mayores y personas en situación de calle.
En la 12ª Encuesta de Nacional de Voluntariado y Solidaridad de Fundación Trascender y Criteria hecha en 2019, el 32% declaró haber realizado una actividad de voluntariado en los últimos doce meses y, la mayoría de estos, confesó hacerlo entre una y cinco veces al año. Las razones para servir a otro son varias, pero lideran el estudio quienes dijeron: “Me hace sentir bien” y “permite construir un país más solidario”. Y un 40% dijo que no era voluntario por falta de tiempo.
“Siempre les recalco a los voluntarios cuando los convocamos: ustedes tienen que seguir ojalá toda su vida, que el voluntariado pase a ser ese tiempo más importante. Yo lo veo como algo espiritual. Uno no sabe cuándo se va a ir y en qué situación va a estar en la vida, y el único recurso que es real es el tiempo. Si das tiempo de calidad, vas y recibes el doble. Cuando los niños te preguntan cuándo los vas a volver a ver, es impagable”, argumenta Paz, a la vez que subraya que en el voluntariado está la oportunidad de conocer y visibilizar a personas excluidas. “Algunos se vinculan con lactantes, hijos de las drogas, niños del Sename o de su red, con adultos mayores abandonados o con personas en situación de calle. Lo importante es que en el voluntariado te vinculas con alguien, no con un número, ellos tienen nombres, vida”.
Desde 2017, “Sueños Indestructibles” tiene personalidad jurídica. Quienes participan no reciben pago alguno, todo nace desde el corazón. Pero están muy organizado. Hay un tesorero, un secretario y Paz, que ve la planificación general. Además, sus campañas mensuales las tienen calendarizadas. “Como somos auto gestionados, las redes sociales para nosotros son muy importantes. Nuestro modelo es mensual. Un mes se dedica a un programa en específico. Ahora en noviembre estamos recolectando Nestum para el hogar San Ricardo, en octubre estuvimos con pañales, toalla nova y papel higiénico para el hogar Timoun Piti, en septiembre fue La Araucanía y ahora se viene la Navidad. Nuestra red de voluntarios se contacta con las personas que quieran donar en físico, hay muchas pymes y minimarkets que aportan”, cuenta Paz sobre su plan de funcionamiento, el que siempre está ligado a las necesidades que les plantean desde los hogares.
Cada día Soñadores toma más fuera y se ha mantenido. Pasó la prueba de la pandemia. “Pensé que esto no lo íbamos a pasar, pero resistimos. No paramos de ayudar en este periodo”, relata. La organización continuó con sus campañas online y acciones puntuales. Hoy están ansiosos por retomar el vínculo con los participantes, sobre todo en Santiago donde aún no se abren las puertas. “En La Araucanía sí pudimos volver y ya nos estamos vinculando con los niños y adultos mayores. Y retomamos los cafés solidarios para las personas en situación de calle, que ahora son los sábados en la tarde, como un servicio de once; y no en la noche como era antes”, agrega.
PAZ, EMBAJADORA
En este plan de crecimiento de Soñadores es que Paz llegó a Acción Solidaria, una red del Hogar de Cristo enfocada en promover, conectar y fortalecer a líderes sociales que, entre otras iniciativas, cuenta con una aplicación llamada “Dorapp”. La app es gratuita, se baja al celular y su objetivo es conformar virtualmente una comunidad que se ayude mutuamente. Paz lo hizo y comenzó a subir las actividades que hacen.
“Me he vuelto embajadora de la app, porque aquí hay muchas organizaciones. Las regiones funcionan muy distinto a la Metropolitana, donde todo va más rápido. Acá no, todo es un poco más lento. Dicen que no hay un ente que los convoque y una, y les digo que sí, que lo que pasa es que para acá no llega y entonces les doy el dato para ir haciendo la red”, dice.
Paz vive desde hace algún tiempo en la región de La Araucanía y actualmente trabaja como community manager para algunas fundaciones potenciando sus redes sociales. “Hoy, a mis 33, estoy veinticuatro siete dedicada al mundo social, vinculándome con muchas organizaciones de barrio. Metiéndome un poco más en el tema mapuche que lo ignoraba completamente, sacando el estigma lo de región conflictiva o violenta. No es tan así. Pasan cosas puntuales, pero es un tema político”, comenta, feliz, con la nueva etapa que vive.
-¿Qué es lo importante para ti en un voluntario?
-Que tenga sentido común. Trabajar con lactantes y personas en situación de vulnerabilidad conlleva una responsabilidad. Es lo único que pedimos, que se comprometan con mantenerse en el tiempo. El modelo de voluntariado de Soñadores es de visita mensual, entonces la idea es que la persona se quede uno o dos años. Que no se limite a una sola una actividad. La gente espera esa visita y ese cariño. Como muchos están solos, abandonados por su familia, nosotros cumplimos ese rol. Hay voluntarios que llevan cinco o seis años. Algunos se mantienen en el tiempo, otros se van porque, por ejemplo, se ponen a pololear y dejan ese tiempo de voluntariado para otras cosas. Pero es natural porque la voluntad de las personas es así, voluble.