Oct
2020
Olla Común Juventud Mackenna: “El pueblo ayuda al pueblo”
Walter Mella, camionero que lleva dos meses cesante, integrante del Club Deportivo Juventud Mackenna de Concepción, no pudo permanecer indiferente a la dura realidad que atraviesan sus vecinos del Barrio Norte. Es así como desde julio se convirtió en el coordinador de la olla común “Juventud Mackenna”, que entrega 100 raciones de comida, tres veces a la semana, en la sede del Club Deportivo del mismo nombre.
Por María Teresa Villafrade
Dice que Concepción está en cuarentena pero que no se nota para nada. Lo que sí ha dejado en evidencia la pandemia es la alta cesantía que golpea a los habitantes de Concepción, situación que él mismo padece desde hace dos meses como camionero.
“La última vez me llamaron para trabajar en Iquique, pero qué pasa: uno sale y se contagia, hace la cuarentena y después te cortan, eso es lo que está pasando en las grandes empresas, así es el capitalismo. Prefiero entonces quedarme en mi casa. Tuve que pedir el préstamo solidario y de ahí me están llegando 358 mil pesos que estoy gastando para pagar el arriendo de mi casa que sale 250 mil pesos mensuales y, por suerte, mi señora tiene trabaja, así tratamos de salir adelante”, explica Walter Mella (41), quien pese a sus propias dificultades económicas no ha dejado de ayudar a otros.
En julio pasado, él y otros dirigentes del Club Deportivo Juventud Mackenna al que pertenece desde pequeño, se propusieron iniciar una olla común para dar raciones de comida a los vecinos del Barrio Norte donde está ubicada la sede.
“Nuestros vecinos son nuestra hinchada. Ellos todo el año nos apoyan, entonces ¿cómo no íbamos nosotros a apoyarlos ahora en la pandemia? En Barrio Norte hay cuatro ollas comunes funcionando. Yo soy miembro además del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, Montaje y otros (SINTEC Chile) y al pedirles ayuda ellos me aportaron 400 mil pesos para comprar un fogón con dos platos, dos fondos grandes, cucharones y así partimos, al principio entregando 50 raciones, pero ya vamos en cien. Ochenta se entregan a los que vienen a buscar las bandejas y las otras 20, las voy a dejar yo en mi auto a quienes no pueden salir a retirarla”, cuenta.
Es así como ahora en medio de los trofeos deportivos, se observan los grandes fondos en el que se prepara la comida sagradamente tres veces por semana: los lunes, miércoles y viernes. A la una de la tarde empiezan a llegar los vecinos a buscar sus bandejas.
-¿Y cuál es el perfil de las personas a las que están ayudando?
-¿El perfil? Ninguno, si alguien viene y pide un plato de comida se lo entregamos. Hay una señora embarazada con cinco niños que nos pide cinco raciones; hay minusválidos, haitianos, adultos mayores. Los miércoles hay feria libre en el sector, entonces hacemos fondo completo porque los ´coleros´ vienen por su plato de comida. El mensaje acá es: el pueblo ayuda al pueblo”, responde.
Dice que para celebrar Fiestas Patrias prepararon 200 empanadas y 200 motes con huesillos. También lo entrevistaron en radio ADN Deporte y la emisora le obsequió 150 mil pesos. “Me conseguí otras 60 lucas y pude comprar una máquina congeladora para que no se echen a perder alimentos que nos regalan. Algunos me cooperan con mercadería o con pan, y cada quince días me llega el aporte en dinero que hace Hogar de Cristo”, agrega.
Se refiere a dinero que fue recolectado en la campaña Chile Comparte y que se distribuye a lo largo del país, en el caso de la fundación del Padre Hurtado a través de Acción Solidaria.
Walter Mella recuerda que antes de la pandemia, a partir de las 7 de la tarde empezaban a llegar los socios del Club Deportivo Juventud Mackenna a realizar juegos de ping-pong, taca-taca, durante la semana. Y de viernes a domingo, jugaban fútbol los de la Liga Barrio Norte. “El Club nació el 25 de enero de 1961 y es de carácter cultural y social, además de deportivo”, explica.
La pandemia abrió una nueva arista: la solidaria y por eso en su amplio salón se observa un enorme lienzo rojo en el que se lee: “Olla Común J. Mackenna: El pueblo ayuda al pueblo”.
-¿Hasta cuándo van a mantenerla?
-Tengo pensado que hasta diciembre podemos aguantar. Me gusta la cosa social, para mí sería una pena si encontrara pega ahora tener que irme para asegurar el sustento de mi familia, porque voy a quedar preocupado si me voy, ¿quién queda al mando? Por mí seguiría lo más posible, aunque me la paso haciendo malabares porque las necesidades de la gente son muchas, hay quienes no tienen para comprar el pan, pero nadie me va a pagar la luz, el agua ni el arriendo de la casa.