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Ene

2019

Mujeres de la hospedería y sus hijos gozaron en la playa de Zapallar

“Fue un broche de oro”. Así define esta iniciativa una de las educadoras y funcionaria de nuestra hospedería de mujeres ubicada en la casa matriz del Hogar de Cristo, la que fue organizada por las voluntarias del taller de arpilleras. Mamás y sus niños, muchas migrantes, adultas mayores, fueron regaladas con trajes de baño, sombreros, bloqueadores y torta en un inolvidable paseo a la costa central. “Fue como estar en el paraíso”.

Por María Teresa Villafrade

“En mis 27 años trabajando en la hospedería, nunca había visto algo así; fue un paseo maravilloso”, dice María Gajardo, educadora y funcionaria del Hogar de Cristo, todavía impresionada por el despliegue y las atenciones que les prodigaron ese día las tres voluntarias del taller de arpilleras que funciona martes y viernes en la hospedería de mujeres: Paulina Gaete, Isidora Vicente y Astrid Fernández. Este taller es producto de la alianza entre la fundación Artesanías de Chile  y el Hogar de Cristo.

El destino del paseo fue Zapallar y el lugar que las acogió todo el día fue la hermosa casona de 100 años que la familia Ossandón -considerada una de las fundadoras del balneario- facilitó para el grupo de 30 mujeres  y sus hijos.

“La verdad es que fue un éxito que atribuyo a la colaboración de muchas personas. El taller de arpilleras en sí mismo es financiado por Casa Costanera, pero para el paseo hicimos una campaña en la que participaron la Clínica Alemana, que aportó los bloqueadores; la pastelería Laura R, que regaló una torta gigante y muchas donaciones de personas anónimas que obsequiaron los traje de baños, las toallas, sombreros, pareos, el agua envasada y el dinero para solventar el almuerzo. Lo más importante es que gracias a la venta de las obras realizadas en el taller por las mismas acogidas, ellas pudieron recaudar el costo del traslado en bus. Todos aportaron algo, lo que nosotras hicimos fue unir estos puentes”, explica Paulina Gaete, voluntaria encargada del taller y directora de la Fundación Nonos.

Ese 11 de diciembre se levantaron todas muy temprano con la ilusión, especialmente las migrantes, de conocer la costa chilena por primera vez. Una vez en Zapallar, se realizó el almuerzo que consistió en hamburguesas y completos, tras lo cual se realizó un paseo por los alrededores del jardín y el bosque de la casona. “Preciosa, preciosa, era como estar en el paraíso”, agrega María Gajardo.

¡TODAS A LA PLAYA!

A las tres de la tarde, se les entregó a cada una de las invitadas y sus hijos, incluidas varias adultas mayores, un set con trajebaño, toalla, bloqueador y botella de agua para bajar a la playa a disfrutar del mar. “Fue muy divertido, porque las mamás y los niños haitianos, por ejemplo, quedaron sorprendidos con el agua tan fría, para ellos eso era, sin duda, toda una novedad”, dice María.

Luego, al regreso, se les sirvió té, café y bebidas acompañadas de la famosa torta 3 leches de Laura R. “Con mi compañera Alida Gómez, que llevamos muchos años trabajando en la hospedería, pensamos que esto fue un merecido premio. Ya antes, en noviembre, todas las funcionarias y el equipo habíamos tenido un día de descanso en una de los centros de recreo de la Caja de Compensación Los Andes, también impulsado por las voluntarias del taller, donde nos atendieron muy bien, hasta con garzones. Este paseo a Zapallar fue el broche de oro”, concluyó.

En la foto: María Gajardo e Isidora Vicente durante el paseo.

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