Oct
2021
La Roja de Kazam que el “Rey Arturo” compartió en su Instagram
Kazam es el nombre artístico de Humberto Vásquez, pintor callejero que desde sus épocas de retratista en el muelle Prat es conocido en Valparaíso y Viña del Mar. Hace poco, dibujó con tiza a cada uno de los jugadores de la Roja, en el suelo de la esquina de Blanco con Sotomayor. La periodista Macarena Pizarro, que andaba de paseo, lo destacó en su Instagram y el Rey Arturo compartió la imagen. “Estoy orgulloso”, dice al enterarse, aunque ya borró el dibujo y lo reemplazó por Pepe Antártico y el perro Patán.
Por María Teresa Villafrade
Dice que se le ocurren historias para pintar a cada rato. Desde las clásicas de amor y la mitología griega hasta celebridades pop, como la del dibujante Percy y su personaje Pepe Antártico. Ya sea en la plaza Sucre de Viña del Mar o la plaza Sotomayor de Valparaíso, las pinturas callejeras de Kazam –nombre artístico que Humberto Vásquez (59) escogió en honor a su amado perro ovejero alemán mestizo–, son postales características en ambas ciudades de la región.
“Me gusta aprender historias nuevas y pintarlas”, comenta. Aunque a veces admite que pasa malos ratos. “El arte está permitido en las calles, pero a veces paso rabias porque alguna gente no entiende que en las baldosas, la tiza no agarra, entonces me tengo que colocar al medio de la vereda. Nunca falta el que reclama que estoy ocupando toda la pasada, pero yo les digo esto es arte, es cultura. Algunas personas, eso sí, me felicitan”, dice.
Fue el caso de la conductora de televisión Macarena Pizarro, quien se encontraba de paseo con su familia en el puerto y tomó una foto al dibujo del equipo de la Roja que Kazam hizo antes del exitoso 3-0 contra Venezuela. Ella lo posteó en sus historias de Instagram con la sencilla leyenda “arte callejero” y Arturo Vidal lo vio y lo compartió en su @kingarturo23oficial.
Kazam recuerda que cuando recién había hecho la obra, algunos transeúntes lo increparon diciéndole que para qué los dibujaba si eran todos tan malos jugadores. “Yo soy patriota, en las buenas o en las malas. Por eso se me ocurrió dibujar a todos los integrantes de la selección aquí mismo”, señala mientras muestra las huellas de esa acción. “Les tapé la boca a todos los que me habían dicho para qué si se la pasan perdiendo. Yo les decía pero son chilenos, y después, cuando ganaron, entonces les dije ¡ya poh díganme algo ahora! Cuando Chile va perdiendo, los botan a críticas, pero cuando gana, todos con Chile. Lo que yo digo es que hay que apoyarlos siempre, en las buenas y en las malas”.
-¿Qué le pareció que hasta Arturo Vidal compartiera su obra en Instagram?
-Es magnífico, siento un gran orgullo, de hecho pensé en un momento dado en qué pensarían ellos si supieran que yo los estaba dibujando. Y resulta que voy a la hospedería del Hogar de Cristo, donde vivo, y allí me encuentro con la sorpresa de la noticia de Arturo Vidal– recuerda.
Fue la trabajadora social, Daniela Moreno, jefa del programa quien le contó. Kazam es uno de los 50 residentes de la hospedería mixta de Valparaíso, los que en su mayoría son personas en situación de calle. Humberto Vásquez fue beneficiado con el programa Vivienda Primero, pero salió de ahí “por errores míos”. Espera, eso sí, una segunda oportunidad.
MALA SUERTE EN EL AMOR
De su historia familiar cuenta que es hijo de un carpintero y una dueña de casa, y aunque nació hace 59 años en Santiago, se siente de 29 y se vino muy guagua a vivir a Valparaíso. “Vivíamos en el cerro santa Inés 24 Norte frente al cementerio”, recuerda. No pudo terminar su enseñanza media, porque estando en primero repitió de curso y se puso a trabajar de día y de noche estudiaba en la escuela nocturna. “Quedaba muy cansando, iba a clases de 7 de la tarde a 10 de la noche y a las 5 de la mañana tenía que salir a vender leche”, relata.
Luego fue comerciante ambulante. “Tenía 25 años cuando empecé de manera autodidacta a pintar retratos a lápiz en el muelle Prat. Aprendí y me pulí. ¿Ve esta pintura? Se llama Arrebatamiento, y es sobre la segunda venida de Cristo. Estuve 5 años en la Iglesia Metodista Pentecostal que está en la plaza Echaurren arriba. Yo fumaba, tomaba, me volaba, pero cuando entró la Luz, dejé todo, descubrí mi talento oculto. Pero hubo un maldito día que entró el demonio de la carne, porque somos todos pecadores, nadie es perfecto y me descarrié. Igual trato de volver”, dice.
Asegura que ha tenido mala suerte en el amor. “¿Conoce a Giancarlo Bertini?, búsquelo en internet. Yo estuve emparejado con su suegra. Es un famoso pintor chileno de obras surrealistas. Fue mi hijastro artístico. Está a otro nivel, tiene su galería de arte por aquí cerca en Cerro Alegre. En esa época que lo conocí, yo trabajaba y ganaba plata vendiendo pinturas mías en el muelle Prat. Giancarlo era un joven padre que debía trabajar y le dije pinta en la calle. La primera vez que salió a pintar ganó 50 mil pesos, estaba súper contento. Los críticos de arte lo tiraron para abajo. En Europa los mejores pintores chilenos los encuentras en las plazas. Yo me separé de su suegra después”, agrega.
Giancarlo Bertini efectivamente triunfó pero Kazam sin achicarse advierte “yo también soy artista famoso, pero callejero”. De su familia cuenta que tiene tres hermanos por parte de su padre, una hermana mayor por parte de su madre, un hermano fallecido y una hermana que vive en Achupallas. “Tengo un hermano mayor que hace mucho tiempo no veo y parece que vive en Olmué”. Lo concreto es que Kazam nunca se casó ni tuvo hijos.
¿Tiene algún recuerdo especial de su infancia? “No muchos, hubo un incendio en la población Joaquín Edwards Bello, de la casa se quemó todo”.
Kazam pinta con tiza en la calle, pero su negocio es vender pequeñas figuras pintadas por él en cartón piedra. Su sueño es exponer en una galería de arte. Cuenta que una de sus compradoras más asiduas, Eva Agnar, de origen húngaro, tiene una galería y le ha ofrecido un espacio para cuando termine la pandemia. “Tengo un cuadro que se llama Barcos Voladores y lo he vendido dos veces”, señala riendo. Sus historias, como sus barcos, definitivamente vuelan y no tienen fin.