Hoy sabemos que el Hogar de Cristo nació gracias a los voluntarios: desde la primera hora, durante setenta y tres años, nuestra causa es posible sólo gracias a mujeres y hombres que van más allá de las tareas de su casa, del trabajo o de sus estudios, involucrándose en la misión de construir un país más justo y digno para todos.

Esta costumbre de estirar el corazón, de no quedarnos encerrados en casa, llevó a más de 100 voluntarios del Hogar de Cristo, al Santuario del Padre Hurtado, para celebra el Día del Voluntariado.

En el lugar se realizó una liturgia, donde se agradeció la vocación de servició de nuestros voluntarios. “La felicidad la recibimos cuando nos damos y el voluntario es eso. Libremente, sin que nadie me obligue, no por moda ni por el qué dirán, eliges usar tus horas libres en reparar, liberar, educar y construir, eso construye patria”. Comentó nuestro capellán Pablo Walker sj., sobre la labor solidaria que desempeñan nuestros voluntarios a lo largo de todo Chile.

Esta pasión de justicia y este aprender del más pobre, nos ayuda a desencadenar juntos la solidaridad. “Desde que soy voluntaria, uno se da cuenta de los prejuicios ante el resto, por ejemplo: antes uno tenía como el “rechazo” de acercarse a una persona con discapacidad, y al acercarnos a esto, nos permite ver que hay mucho más, que sí se pueden eliminar barreras”. Nos cuenta Paula Echeverría, voluntaria de Fundación Rostros Nuevos del Hogar de Cristo, que acoge a personas con discapacidad mental.

Sólo podemos, a nombre de cada trabajador y participante de nuestros programas; darte las gracias por el amor y compromiso con que te entregas día a día. Eres la levadura que lleva el sabor de nuestra causa más allá de los muros y de los horarios.

¿Quién dice que algo no puede hacerse? Un voluntario del Hogar de Cristo, ya lo está haciendo, acá