Ago
2018
Elizabeth Candia: “El voluntariado es postergarte por otros”
El reloj marca las 21:30 horas y el grupo de Ruta Calle de los días jueves se apronta para partir. Es ese momento cuando se escucha una potente voz que anima a los voluntarios para enfrentar la fría noche. Esa alegría y ánimo se han transformado en la característica principal de Eli, quien se define como “una encantada del voluntariado”.
Por Edgardo Urrutia
A sus 24 años, Elizabeth divide su tiempo entre su trabajo como asistente contable, su familia y amigos, y el voluntariado. Esta última actividad la comparte con su madre Sandra Maldonado, quien la acompaña todas las noches en las Rutas Calle de los jueves del Hogar de Cristo.
-¿Cómo compatibilizas tus horarios para ser el voluntariado?
-Si bien el tiempo se me hace poco para todo lo que quisiera hacer, siempre he creído que un voluntario no lo hacen los que tienen tiempo de sobra, sino los que, a pesar de estar muy ocupados, postergan sus necesidades en pro de ayudar a otros. Muchos voluntarios, y me incluyo, dejamos de lado familia, horas de descanso y sueño. Pero ser voluntaria está en mí día a día y es algo que no puedo sacar de mi vida.
-¿Qué significa la compañía de tu mamá en este voluntariado?
-Ha sido un plus participar con ella. Desde que tengo memoria ha sido ella quien me ha inculcado valores como la igualdad, solidaridad, compañerismo y muchos otros. El que ambas luchemos y seamos partícipes de un cambio es maravilloso. Compartimos un sueño y el Hogar de Cristo nos dio las herramientas para, paso a paso, ir cumpliéndolo. Siempre hemos sido súper cercanas, pero esta experiencia, sin duda, nos ha acercado muchísimo más.
-¿Por qué decidiste ser voluntaria del Hogar de Cristo?
-El Hogar es una fundación emblemática en asuntos de personas en situación de calle, pobreza y desigualdad. La mayoría conoce o al menos ha escuchado alguna vez sobre el Hogar y se tiene una noción de a quiénes ayuda y eso lo hace una fundación más cercana y confiable. Existe admiración por como se formó todo esto y me quise sumar para seguir haciendo historia y, sobre todo, romper prejuicios cuando se trata de ayudar a los demás. Hogar de Cristo cumple con todo lo que yo necesito, se ajusta a mis valores, mis creencias en devolver la dignidad a las personas vulnerables, en dejar de ser indiferente y empezar a involucrarnos
-¿Qué es lo que más te ha sobrecogido en tu voluntariado?
-Una de las experiencias que más me ha marcado fue una salida que tuvimos luego de una noche de lluvia intensa. Estaba súper helado y en esta ocasión nos acompañó el padre Pablo Walker, pasamos a ver a Carlitos, más conocido como “El gitano”. Él dormía en una carpa pero esa noche no había aguantado el peso del agua. Cuando llegamos estaba todo en el suelo y él, bajo la carpa, junto a sus fieles perros. Intentamos ayudarlo a salir, pero el frío no lo dejaba moverse, tenía todo mojado, desde su ropa hasta el colchón. Le ofrecimos llevarlo al Hogar pero no quería, pues sabía que eso significaba dejar a sus mascotas solas y era algo que no transaba. Cuando logramos pararlo, Pablo le ofreció esperar calentito en la camioneta, mientras veíamos como arreglar la situación. Se le , se cambió ropa y en un par de minutos Carlitos ya podía moverse, el calor había hecho efecto. Lo convencimos de irse a la Hospedería del Hogar. Y apenas empezó andar la camioneta, los tres perros la siguieron por varias cuadras. Era una escena emocionante, de pena pero llena de amor y fidelidad. Nos cuestionamos si habíamos actuado bien, pero llegamos a la conclusión de que si esa noche no hubiéramos pasado por ahí, lo mas probable es que estaría contando una historia totalmente distinta.
-¿Qué les dirías a los nuevos voluntarios?
-Que se motiven y que dejen los prejuicios y miedos afuera. Que se atrevan. Esta es una experiencia que cambia la vida de muchos. Aquí tenemos mucho más que ganar que perder.
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