Ene
2020
Código Rojo: vivir en la calle con 40ºC
La calle duele, la indiferencia más y el ardiente calor del verano vuelve esa vida aún más insoportable. ¿Alguien sabe lo que es dormir en un asfalto que quema? Cada tanto, las personas que viven en la calle salpican con agua las veredas donde están sus rucos; así enfrían el cemento calcinante, para aplacar en algo el calor y poder descansar en la noche.
Las personas que viven en la calle saben lo que es el frío, la humedad, la lluvia y hasta la nieve del invierno, pero también enfrentan los rigores del verano. Con temperaturas sobre los 30 grados, el organismo ya no se puede enfriar: la combinación de pobreza, enfermedad y calor se vuelve una mezcla peligrosa.
El aire acondicionado es un salvavidas para aquellos que pueden permitírselo, pero hace que las calles sean aún más calientes para los que no pueden. Quienes viven sin un techo y no son bienvenidos en espacios públicos, como centros comerciales y restaurantes– intentan en vano escapar de la ola de calor en la calle. Esa calle que roba en promedio 10 años de salud y vitalidad.
Ante la emergencia climática, debemos tomar las medidas oportunas para no cometer otra injusticia con los pobres. Los adultos mayores son los más vulnerables a las altas temperatura y 10 mil de ellos no cuentan con ningún dispositivo de apoyo. Según cifras del Hogar de Cristo, de una población de 12.255 personas en situación de calle, el 97% no tiene acceso a agua potable para beber. Y lo que más preocupa es la presencia de enfermedades crónicas, porque el verano hace que las personas ya en riesgo, sean aún más vulnerables.
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