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Opinión

Jun

2018

Capellán del Hogar de Cristo: Cambiemos el pronóstico

Señor Director:

El tiempo promedio de permanencia de una persona en calle en Chile es de casi seis años. También sabemos que tras los primeros seis meses, una persona que llega a vivir en la calle termina de soltar las amarras, perder el ancla, la brújula y los instrumentos de navegación que lo ligan a su vida anterior, haciendo que cada vez sea más difícil la vuelta atrás.

Como nuevo capellán del Hogar de Cristo, me tocó recorrer las obras que la causa del Padre Hurtado tiene en todo el país. En Iquique, conocí a Roberto, que estaba logrando dejar la calle. Con orgullo contaba que antes, en las cocinerías de El Agro, le decían “¡Fuera de aquí!”, y hoy lo saludan con un “Adelante, joven, ¿qué se va a servir?”.

Cuando narro estas historias e invito a hacer una Ruta de Calle, es frecuente que alguno retruque diciendo que no cree en el asistencialismo, que hay que enseñar a pescar, no andar regalando pescado. Pero muchos de los que están en la calle fueron, usando la misma metáfora, pescadores profesionales, pero la vida les jugó una mala pasada y lo perdieron todo. Ninguno de nosotros está a salvo de llegar a una circunstancia similar. La situación de calle suele estar ligada a profundos quiebres, a pérdidas familiares o económicas tremendas, lo que puede llevar a severas alteraciones de la salud mental o al consumo de alcohol y otras drogas.

Ahora que se inició el invierno, Hogar de Cristo invita a cambiar el pronóstico del tiempo: ¡Del tiempo promedio de seis años que las personas en situación de calle pasan en ella! Es un llamado ambicioso, que busca movilizarnos para sacar a esas 15 mil personas que duermen a la intemperie o en precarios rucos, y conseguir que recuperen sus vidas, que vuelvan a pescar por sí mismos, o que reaprendan y se motiven a hacerlo. Para esto se requiere trabajar en trayectorias inclusivas a largo plazo. Es una labor que dura los 365 días del año.

Agradecemos a quienes, conmovidos por el frío, salen a la calle a repartir nylon , abrigo, café y comida calientes, pero los convocamos a mantener esa sensibilidad viva y a ayudarnos a cambiar el pronóstico.

José Francisco Yuraszeck S.J.

Capellán del Hogar de Cristo