Feb
2021
Alberto Hurtado y Chuchunco City tienen tarjeta BIP
A fines de diciembre la pequeña estación de la Línea 1 del Metro, San Alberto Hurtado, en Alameda con General Velásquez, amaneció remozada, con 4 paneles escultóricos inspirados en sendas frases del fundador del Hogar de Cristo, creados por la diseñadora Beatrice di Girolamo en colaboración con los vecinos. Una iniciativa artística y comunitaria que incluye hasta tarjeta BIP conmemorativa.
Por Ximena Torres Cautivo/ Publicado por El Mostrador
¿Es posible tejer con madera?
Es posible y, mejor aún, es sanador y positivo, tal como lo demuestra el proyecto artístico y comunitario “Vestigios: arqueología de la ciudad”, de la escultora que no acepta llamarse artista, Beatrice di Girolamo (51) en la pequeña estación San Alberto Hurtado de la Línea 1 del Metro de Santiago. Originalmente llamada Pila del Ganso, la estación fue rebautizada en 2005, año de la canonización del primer santo chileno, y ahora luce renovada e inspiradora.
En diciembre pasado, de noche y durante varias semanas, 4 esculturas de madera y objetos reciclados inspiradas en sendos pensamientos del activista social y fundador del Hogar de Cristo, fueron montadas en los muros de los andenes, dos en el del sur y dos en el del norte. Desde la conocida frase “La caridad empieza donde termina la justicia”, hasta el texto de su carta póstuma: “Este es mi último anhelo: que se haga una cruzada de amor y respeto al pobre, porque el pobre es Cristo. No descansen mientras haya un dolor que mitigar”, pasando por “Una nación, más que la tierra, es una misión que cumplir” y “La juventud es la edad del heroísmo. Si tú no vienes, una obra que tú, sólo tú, puedes realizar quedará sin hacerse”, quedaron representadas allí, y aún no han podido ser inauguradas formalmente a causa de las medidas sanitarias que regulan los aforos y la circulación en las comunas de Santiago. Cuatro años duró la ejecución del proyecto, que tuvo incidencias tan críticas, como el estallido social que afectó en forma brutal al Metro de Santiago y la inédita pandemia por coronavirus, así es que los involucrados han desarrollado la paciencia.
El jesuita y artista plástico Pablo Walker, capellán del Hogar de Cristo en 2017, cuando se iniciaron las conversaciones entre Metro Arte, Hogar de Cristo, el Santuario del Padre Hurtado y las empresas privadas que financiaron la renovación, impulsó fervorosamente la iniciativa. Hoy reflexiona acerca del trabajo terminado:
-Algo tiene esta obra: color, volumen y materialidad sin maquillajes, que recuerdan la ´poesía impura´ de Neruda. Algunos de esos ´objetos vivos´ -utensilios, ventanas, letreros- hicieron oír su voz en los pasajes y plazas de las poblaciones, mucho antes de que por ellas caminara el padre Hurtado. Otros llegaron a Chuchunco después, habitaron el pequeño patio, el improvisado taller, la diminuta pieza, como testigos de epopeyas por parar la olla, por criar cabros chicos y por cambiar el destino sombrío que te asignaba un país.
Y respecto de la artista, de cuyo anteproyecto él fue el más fervoroso hincha en sus presentaciones iniciales, dice: “Beatrice tejió con carne viva estas esculturas: los vecinos llegaron con sus joyas de madera y los viejos del Hogar de Cristo las ensamblaron. Una estación de Metro quedó transformada en santuario, con los afanes de la vida real, con los afectos salvados del olvido. Ahí nos esperarán para hablarnos al oído, ahí donde siempre vamos apretujados, en unos muros vestidos con la vida de los que nos precedieron”.
Walker habla desde su sensibilidad artística y social. Él ha sido una de las voces más potentes y claras para explicar en parte el estallido social de octubre de 2019: abandono de los territorios más vulnerables por parte de la autoridad e individualismo y competencia como únicas herramientas de desarrollo personal y social, lo que ha permitido que el oportunismo del narco haya ido debilitando y destruyendo el tejido social.
“Después, en los 90, llegó la droga. Se veían niños en la calle con las bolsas de neoprén, niños de la calle, totalmente ahogados, perdidos. Bueno… y, después, la pasta base Y, avanzando en el tiempo, ya en 2000, la juventud como que estaba con rencor. Muchachitos de 10, 11, 12 años que no tenían idea de qué estaba pasando, salían a golpear las tapas de las ollas, a prender fogatas que no dejaban pasar a los vehículos…”, describió un vecino de la población Los Nogales, que es parte de lo que antaño se conocía como Chuchunco, en una publicación de la Universidad de Santiago; su cita ilustra con claridad de qué estamos hablando.
CHUCHUNCO TIENE APP
Invitar a la comunidad de esas poblaciones de Estación Central, surgidas de las primeras tomas de terreno de la década del 40, integradas por migrantes del campo a la ciudad, como eran los de esos años, y de otros países más vulnerables que buscaron un futuro en el nuestro en las últimas décadas, tenía mucho sentido, y así lo entendieron todos, sobre todo los vecinos y la artista.
Las esculturas en la puerta de entrada al barrio, la estación del Metro, serían una obra colectiva, inclusiva y vinculante con un territorio histórico, del que los vecinos son orgullosos habitantes y están decididos a dar a conocer en sus muchas dimensiones positivas. Cuatro de ellos -Lucio Díaz, que llegó en 1948 a Los Nogales; el artista plástico José García, que vive en la hospedería del Hogar de Cristo desde hace años; María Gajardo, vecina de siempre; y Erick Lundy, profesor haitiano, que vive junto a su mujer y su hijo en población Los Nogales y es parte de la pastoral migrante de la Parroquia Santa Cruz, donde cada fin de semana dicta clases de español a sus compatriotas para que el lenguaje no sea una barrera laboral y logren insertarse– nos miran hoy desde uno de los cuatro paneles ubicados cerca de las boleterías de la estación San Alberto Hurtado. Ellos representan a todos los que donaron objetos, en su mayoría de madera, significativos de su vida en Chuchunco, como el matrimonio formado por Gladys Figueroa y Andrés Handler, con más de medio siglo en pareja y toda la vida en el barrio. Ambos entregaron un portón tallado por el habilidoso Andrés para que Beatrice lo sumara a su obra. Activos vecinos de Estación Central, trabajan por los adultos mayores de la comuna y, hace un par de meses, sufrieron el incendio de su casa, ubicada cerca de la antigua y emblemática Compañía de Gas, que en el barrio llaman “el gasómetro”.
Varios de ellos también figuran en el libro “Chuchunco City: Guía Social, Espiritual y Gastronómica”, que fue consecuencia de conocerse mejor a partir del proyecto de renovación del Metro. A fines de 2019, esa publicación fue el regalo de Navidad del Hogar de Cristo, que se convertiría en la base de la aplicación móvil Chuchunco City, que es parte de las sorpresas que esconde la remozada estación San Alberto Hurtado.
-Un código QR, que está en los paneles que explican la obra de Beatrice di Girolamo en la boletería, permite a los interesados bajar la app que desarrollamos y guiarse con ella para recorrer Chuchunco y sus principales centros de interés, desde el Hogar de Cristo y el Museo del padre Hurtado hasta el Palacio del Poroto con Riendas. Este proyecto es un verdadero regalo para la comunidad, tanto para los vecinos de Estación Central como para los pasajeros del Metro. Es una iniciativa de integración cultural que ha involucrado a unidades vecinales, colegios, jóvenes, además de a empresas como Metro y Arauco, entre otras –explica el director ejecutivo del Hogar de Cristo, Juan Cristóbal Romero.
DE ALUDES, TSUNAMIS Y VESTIGIOS
Beatrice di Girolamo, por su parte, quien define sus 4 obras y su trabajo en general como “murales o construcciones al muro; esculturas pintadas o pinturas volumétricas”, trabajó estos cuatro años codo a codo con la comunidad de Estación Central. Cuenta:
-Mi vínculo con la madera es muy orgánico, muy cálido, está vinculado a mi niñez. A una casa vieja en la cordillera, a las tablas que crujen. Mi aproximación al material no es con el bosque, sino con el uso utilitario de la madera. Para mí un objeto de madera es como un pequeño fósil, por eso no lo trabajo mucho, no lo lijo, ni lo intervengo. Empecé a usar la madera como soporte para pintar, así llegué a las duelas, que son unas tablas de roble que arman las vasijas donde se macera el vino. Descubrí que se podía trabajar con distintos tipos de madera, además de elementos que son vestigios de vida. Con esa mezcla, se arma este proyecto Metro, que está vinculado al territorio de Estación Central, a lo telúrico de ese espacio y a su gente.
Esto lo explica en una conversación radial con Rodrigo Guendelman, de Santiago Adicto (ver video: https://www.youtube.com/watch?v=ZFXvUa2IA9M&feature=emb_logo&ab_channel=Hogardecristo1, donde hace una relación con la inesperada tempestad veraniega que hace unos días dejó a su paso una tremenda destrucción en forma de violentos aludes. “Yo siento que uno siempre está parado sobre un volcán. Tengo un recuerdo de infancia en un lugar al interior de la cordillera del Maule, donde una noche de tormenta los arroyos ingenuos se convirtieron en verdaderos monstruos que arrastraron puertas, restos de muebles, neumáticos, trozos de fierro. En la mañana, antes del amanecer, fuimos a ver el desastre. Era un cajón cordillerano muy sombrío al que en un momento entró un rayo de sol e iluminó esos vestigios de vida que arrastró el alud. Para mí eso es un mensaje de que, dentro del drama, siempre sale el sol. Esa imagen está plasmada en los murales de Estación Central: la idea de que, pese a todo, la vida sigue.
Beatrice menciona a uno de sus artistas admirados, el japonés Tadishi Tawamata, que en su instalación Under The Water, representó los 20 millones de toneladas de escombros y residuos que dejó el tsunami que arrasó Tokio en 2011. El trabajo genera la sensación de estar sumergido bajo una capa de restos flotantes y cautivó a la escultora chilena que está muy satisfecha de su “Vestigios: arqueología de la ciudad”, al que considera no sólo arte. Acá puedes saber más del proyecto en su totalidad: https://landing.hogardecristo.cl/chuchunco-city
-Las 4 obras son un trabajo muy horizontal que vincula a la gente con su territorio y lleva el arte ciudadano a todos. Es verdad que es abstracto, pero no es una volada no más; tiene mucho espesor, una profunda vinculación con Chuchunco y sus habitantes. Están ahí sus tesoros. Lo que donaron no son cachureos, son objetos muy significativos para ellos: el portón tallado de una casa, un velador, un ropero, una pala… Y a eso se sumaron muchos otros que donaron sus talentos, como la empresa que montó de noche los murales, la que facilitó los andamios alemanes de lujo para trabajar, las que nos financiaron, y muchas mujeres que aportaron con su trabajo. Aunque aún no haya inauguración oficial, estoy feliz porque rescatamos un patrimonio con memoria y con futuro, el de Chuchunco, y la sensibilidad social de Alberto Hurtado, un chileno admirable, en un trabajo que puede ser visto por todos los pasajeros que circulan por la Línea 1 del Metro –dice esta mujer menuda que crea arte de gigante, e invita a todos a conocerlo.
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Links de interés
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https://landing.hogardecristo.cl/chuchunco-city