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Opinión

Abr

2018

El futuro de los niños es hoy

Las de párvulos de Chile (y los escasos varones que trabajan en el tema) estamos felices. Los niños parecen haberse “puesto de moda” con el nuevo gobierno y haber saltado a la primera línea de la noticia a partir de anuncios esperanzadores como el Acuerdo Nacional por la Infancia, la creación de una Comisión de trabajo en ese mismo sentido, el aumento de la subvención para los organismos colaboradores del Sename, la futura elección en el Congreso de un defensor de la niñez y una serie de anuncios de iniciativas que buscan poner los énfasis sociales donde siempre debieron estar: en los que están partiendo su andadura existencial. Y, particularmente, en los que están haciéndolo en desventaja, porque llegan al mundo en contextos de vulnerabilidad y pobreza.

En este ambiente de entusiasmo y efervescencia, 16 organizaciones vinculadas a la educación parvularia decidimos unir nuestra expertise y convocar a otros expertos y educadores que están en terreno a lo largo de todo Chile, con el fin de consensuar en conjunto diagnósticos, desafíos y propuestas que se entregarán al Presidente de la República dentro de los próximos meses.

Pese a que existe consenso mundial respecto de la importancia de entregar una educación parvularia de calidad debido a su alto retorno individual y social, actualmente en nuestro país el 60% de los párvulos y niños de 0 a 4 años no asiste a las salas cuna y jardines infantiles, y ese porcentaje es mucho más alto entre los hijos de las familias que viven en mayor pobreza y exclusión. Si bien en Chile, en los últimos años se ha incrementado la cobertura educacional para la primera infancia, falta avanzar en materia de calidad, la que está muy por debajo de los estándares de la mayoría de los países de la OCDE.

Asimismo, de los 93.572 lactantes y niños de 0 a 4 años, que tienen pobreza por ingresos y multidimensional a la vez, sólo 31.981 asisten a salas cuna y jardines. Hay 61.591 fuera del jardín y la sala cuna, lo que representa un 66% de brecha, y necesariamente tendrá consecuencias sobre su desarrollo posterior. Un respetado economista, Sebastián Edwards, escribía recién sobre el deplorable estado de nuestra educación y sobre la que nos ocupa a nosotros afirmaba: “Chile está entre los países con menos años de educación preescolar”.

Tal como lo destacó con mucha fuerza Gabriela Mistral,  la enseñanza en los más pequeños es “la reacción más briosa contra la educación formal tiesa y muerta”, por la frescura, el asombro y la felicidad con que, jugando, aprenden los párvulos. Quedarse impávidos frente a la brecha antes expuesta no sólo es indolente, cruel y tonto, resulta además poco visionario y nada eficiente. “El futuro de los niños es hoy”, sostenía nuestra Premio Nobel, esa es la consigna que guía a El Plan Inicial, que construiremos entre todos para entregárselo a las autoridades y contribuir a su objetivo de poner a los niños primero, que esperamos se convierta en realidad.

Claudia Fasani, Jefa Nacional de Educación Inicial del Hogar de Cristo.