Testimonio: Cristóbal Luengo

Publicado el 20/04/2016

Coronel, Lautaro,Temuco, Santiago

La familia de mi papá es de Coronel, mi papá se vino a Santiago por trabajo a los diecisiete años. Mi papá tiene varios hermanos, algunos están en el sur y otros viven en Pudahuel, en Renca. Mi abuelo paterno se quedo allá en el sur, no sé donde vive, no sé quien es. A mi abuela en cambio, la veo cada dos años, ella vive allá en Coronel.

Mi mamá por su lado es proveniente de Lautaro, Creo que se vino a Santiago con mi abuela, a mi abuelo nunca lo he conocido. No me han contado mucho esa historia, pero sé que mi mamá se vino con mi abuela a Santiago. A ella no la veo tanto, creo vive en San Ramón.

Mis papás se conocieron acá en Santiago, mi mamá tenía como diecinueve años, y mi papá como veintiséis, no sé, por ahí. Ahora mi mamá tiene cuarenta y dos años, y mi papá cuarenta y nueve.

Yo nací en Estación Central el veintidós de noviembre de 1997, no me acuerdo a qué hora, parece como las ocho de la tarde, nací el Hospital del Profesor, mi mamá me tuvo por cesárea. Cuando nací vivíamos en Maipú, después cuando yo tenía cinco años, nos fuimos a vivir con mis papás y mis dos hermanas a Temuco por tres años, luego volvimos al mismo lugar donde vivíamos antes en Maipú, a Siglo Vente, a la misma casa.

Me gustaba hacer cosas manuales

Cuando era chico me gustaba jugar con autos, a veces creo que jugaba con mi hermana, también me peleaba con mi hermana mayor por la tele, nos peleábamos por una tortuga. Yo tenía dos tortugas, una se murió y la otra la tengo hasta ahora, la tengo del año 2003, se llama Pancho, la otra no me acuerdo como se llamaba. Las tortugas eran de mis primas y yo se las pedí a mi tía, no me acuerdo porqué, creo que me gustaban mucho los reptiles. Son tortugas de tierra, de tierra y de agua, la mía me ha durado harto, es el macho. A parte de eso no he tenido más mascotas.

Cuando era chico en la noche veía tele, jugaba con mi hermana chica a las peleas, a la escondida, a veces la mayor se metía a jugar, pero siempre jugaba con mi hermana chica. También hacía tareas, me gustaba trabajar, todavía me gusta un poco, a veces hacía juegos con greda y plasticina. Me gustaba hacer cosas manuales, ahora ya no las hago, pero igual podría hacer una figura bien perfecta si me pasan una plasticina, soy hábil para eso. Antes hacía puros aviones, aviones de distinta forma, a veces estaba aburrido y hacía otras cosas, personas, no sé, inventaba cosas. Era creativo, me gustaba todo eso, todavía me gusta, me gusta como el arte no sé, dibujar, varias cosas. Después cuando fui creciendo empecé a ser más independiente, a preocuparme de mis responsabilidades.

Cuando llegué me costó todo, pero duró poco

Yo entré a la Escuela Padre Álvaro Lavín por repitencia, empezamos a buscar otro colegio y encontramos éste, supimos por una lista de colegios que mi mamá sacó no sé dónde. Cuando entré, mi mamá me decía que me preocupara de estudiar no más.

Cuando llegué me costó todo, me costó adaptarme, quise irme como siempre, pero igual eso se me quitó en la semana, duró poco.

En la sala habían quince alumnos, pocos igual. Los fui conociendo en los recreos, empezamos a hablar y ahí me hice amigos. Mis compañeros tenían diferentes edades, algunos eran mayores que yo, otros tenían como doce o trece años, otros tenían dieciséis y yo tenía quince o catorce. Entonces igual me costó adaptarme, pero de una semana a la otra semana ya estaba bien, fue rápido.

Ahora estoy séptimo y octavo, haciendo octavo ahora. Me ha ido bien, me destacan como buen alumno, los profes me dicen eso, a veces me pongo desordenado, pero eso no me perjudica en las notas, yo me siento un buen alumno.

Fue un cambio brusco

El primer año que llegué aquí fue como caótico, fue un cambio brusco. Yo era súper piola y todos los cabros buscaban pelea o se agarraban a combos, y yo no era así. Ese año no tuve que pelear, pero tuve que aguantar empujones, aprendí a controlarme. Después al segundo año me acostumbré, a pesar de que me molestaban, pero me acostumbré.

Aquí me enseñaron que hay que aprender a controlarse, saber cuándo hay que enojarse y cuándo no. Yo me di cuenta que acá hay muchos cabros que son como flaites, allá en el otro colegio yo me echaba a morir porque me molestaban, pero aquí aprendí que si hay una pelea yo no tengo que hacer lo mismo, tengo que ser distinto, nada más. Si llego a tener una pelea, tengo que enfrentarme, allá no lo hacía, eso aprendí.

En el día a día he ido aprendido, por cosas que he visto, porque a veces veía muchas peleas y me di cuenta que la solución no es pelear, no es la violencia, me han enseñado que uno tiene que controlarse, que uno debe medir las palabras. Igual yo aprendí que hay que tratar bien a los demás y respetar a las personas mucho antes de entrar acá, me educaron así.

Ahora las cosas están bien en el colegio, a veces es amargo, es que mi actitud es muy seria. Mis compañeros piensan que soy muy serio, que me tomo las cosas muy en serio. Por ejemplo podemos estar leseando entre amigos y me echan la talla, pero a veces yo lo tomo como una ofensa. No sé si estoy mal yo o los demás, como que yo no sirvo para la talla. Soy muy serio parece, pero a veces me voy en la volá y empiezo a reírme en la mía.

Elegí esta perspectiva

Este dibujo lo estoy dibujando desde allá mirando hacia acá, elegí esta perspectiva porque así puedo dibujar como más veo la escuela, así se ve completa, por eso elegí esta parte.

Los lugares importantes para mí en el colegio son por ejemplo este sector donde están los árboles, en ese sector yo me relajo, yo me siento por ahí y converso a veces. Es como mi espacio de distracción. Más allá están los tíos, ahí vamos cuando uno se siente mal, cuando llaman a la casa, es como un lugar donde uno va a buscar ayuda. Ahí están también los orientadores y donde paso el recreo……..

 

Si deseas continuar leyendo el testimonio de Cristobal marca aquí: Testimonio Cristobal Luengo

Más Noticias

¡Feliz cumpleaños, Fundación Súmate!

¡Feliz cumpleaños, Fundación Súmate!

La entidad del Hogar de Cristo cumple 29 años luchando contra la exclusión educativa de niño, niñas y jóvenes en situación de pobreza. Aquí te contamos brevemente sobre cómo nace esta entidad que anualmente atiende a más de tres mil personas, que son marginadas por un sistema educativo rígido y poco tolerante con “el problemático”.