Durante enero, más de 50 jóvenes que han vivido experiencias de exclusión del sistema escolar o son vecinos de los colegios de reingreso de Súmate, asistieron a talleres de arte, deporte y malabares, en una de las primeras escuelas de verano de Fundación Súmate.
Por Daniela Calderón P.
“Participé en todos los talleres y el que más me gustó fue el de música. Es que cuando toco algún instrumento, me relajo mucho”, dice Matías Tirado (13), mientras se prepara para participar en una yincana junto a los compañeros con los que compartió durante todo enero en la escuela de verano “Súmate a la aventura”. El programa es una de las primeras experiencias de escuela abierta que Fundación Súmate crea para entregar entretención y asegurar la alimentación durante los meses de verano a los jóvenes que asisten a las escuelas de reingreso de Maipú y La Granja.
La actividad, liderada por Carlos Muñiz, abogado de la Fundación Súmate, está enfocada en brindar horas de esparcimiento y juego a alumnos y jóvenes vecinos de las escuelas, durante el mes de enero. Eran los propios chicos quienes decidían los talleres a los que querían asistir y los más populares resultaron ser de fútbol y básquetbol, artes, música y un curso de circo y malabares, que la reventó.
“Percibí mucha felicidad de parte de los chiquillos en los talleres. Por sus contextos familiares de vulnerabilidad y exclusión, muchos de ellos tienen pocas oportunidades de recreación. Por eso, había algunos que llegaban muy temprano y fueron fieles desde el primer día”, comentó satisfecho Carlos Muñiz, lamentando el fin de las escuelas de verano. “Me encantaría que el próximo año pudiéramos incluir más talleres y aumentáramos la difusión durante el año, para que cuando llegue el verano los chicos ya sepan que la escuela va a seguir funcionando. Este es un espacio tremendamente importante y un proyecto que necesita mayor difusión. De todas formas, me doy por pagado; los chiquillos se apropiaron de este espacio, se entretuvieron, aprendieron del trabajo en equipo y de fortalezas individuales”.
A través de jugar y pasarlo bien, los talleres de las escuelas de verano se enfocan en traspasar a los jóvenes valores de compañerismo, trabajo en equipo, perseverancia y esfuerzo. Así lo refuerza Diego Morales (26), profesor del curso de Artes Circenses, que se mostró entusiasmado en repetir la experiencia en 2021. “Aparte de entretenerte y disfrutar, con los talleres de trapecio o de malabares también aprendes de disciplina, que era lo que quería traspasarles a los chicos. Mi objetivo era que entendieran que si uno trabaja en algo constantemente se pueden obtener frutos y lograr cosas más grandes. Perseverancia es la clave. Además, con las artes circenses aumentas el nivel cognitivo y mejoras la salud física, lo que obviamente se verá reflejado en la vida cotidiana de los chiquillos”, terminó diciendo.