Ese fue uno de los ejercicios que el crítico de cine, Christian Ramírez, planteó en su charla “Aprendiendo a mirar” a los más de 30 participantes que vía Zoom lo siguieron con atención, entre ellos adolescentes, jóvenes, profesores y tutores de las residencias protegidas Rimanacuy y Hatari en La Serena, y de los programas Mapumalén y de la Fundación Súmate de Hogar de Cristo.
Por María Teresa Villafrade
“Dejen de mirar por un momento esta pantalla, cierren los ojos y piensen en un mundo en donde las pantallas no existían como ocurría hace 120 años, un mundo extraordinariamente lejano, que nos resulta marciano. Es un mundo que está más cerca de la fotografía, donde no existen la radio, la televisión ni internet”, planteó al inicio de su charla, Christian Ramírez, periodista y crítico de cine, columnista en el suplemento Artes y Letras, de El Mercurio, y profesor del Taller de Crítica, en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Santiago.
De esta forma, trasladó al pasado a su audiencia y mostró cómo fueron las primeras imágenes captadas por los hermanos Lumiére en 1896, los inventores del cinematógrafo. Ellos seguramente nunca imaginaron a lo que conduciría su invento, en palabras de Ramírez, que trabaja junto a la Cineteca Nacional, la Red de Salas de Cine de Chile y es socio fundador del microcine Sala K: “Buena parte de la experiencia audiovisual de estos días está mediada por las pantallas, estamos llenos de pantallas, estamos acostumbrados a mirar en múltiples pantallas, de alguna forma nuestra interrelación se ha vuelto múltiple, estamos en la realidad, con las antenas puestas en lo que nos rodea pero también a lo que emana de estas superficies, de estos espejos negros o black mirrors, como mostraba la famosa serie de tv”, señaló.
Su charla titulada “Aprendiendo a mirar” enseñó sobre la importancia de las imágenes y cómo entender el cine, pero también en la forma en que el lenguaje de las películas se ha convertido en un lenguaje paralelo a las palabras. “Ya no sólo consumimos imágenes sino que nos expresamos con imágenes, gifs, emoticones; es más, las preferimos a las palabras”, agregó.
Los últimos 20 años el lenguaje de las imágenes ya no se limita a las películas: videoclips, youtubers, memes, Tik Tok, y para qué hablar del celular en el cual producimos imágenes de manera compulsiva. Toda esta transformación, sin duda, está impactando al mundo audiovisual de una manera que todavía no alcanzamos a dimensionar.
Al término de su exposición, vinieron las preguntas del público. Christian Ramírez admite que le gustaron mucho las consultas de la audiencia, “ya que al ser una charla introductoria, fue muy sencilla y sintética, me concentré solo en dar a conocer algunos aspectos. Por lo mismo, siento que el objetivo básicamente era encender una lucecita y compartir con los asistentes sus experiencias de vida como espectador o de consumidor de películas”, dice.
Los formadores que participaron fueron los que más preguntaron, cosa que no le sorprendió: “Los profesores están siempre muy bien informados, viven la realidad de estos chiquillos que están expuestos no sólo a las películas sino a todo tipo de expresión audiovisual. Lo sé porque soy hijo de profesores”.
-¿Cuál fue tu principal motivación para dar esta charla?
-Yo me desempeño como crítico de cine en diversos medios, pero en el camino uno se da cuenta que el comentario o la crítica que se publica forma parte de la mitad de la ecuación. Pero la otra mitad la forman los propios espectadores, entonces si ellos no tienen códigos para poder digerir lo que están viendo, al final lo pasan mal, se confunden. Una década atrás tomé conciencia de eso y por eso me convertí en educador. Si no contribuyes a formar las audiencias, estás mal, afuera pasan millones de cosas que los jóvenes captan en el aire y las atrapan, si uno vive encerrado en una torre de marfil, no entiende qué es lo que gusta de las películas, hay que estar en permanente contacto con las personas para volver a ser espectador”.
Entre los participantes de la charla, dos profesores del Colegio Betania de la Fundación Súmate, demostraron su interés especialmente en la conversación que se dio al final con el crítico. Dafna Ojeda contó que ella de profesión es actriz y que ha hecho talleres de teatro. “Me gusta el cine y le sacamos mucho provecho a la parte de las preguntas, porque en la educación el tema de las imágenes es muy importante, se usan mucho. Creo, eso sí, que a la charla le faltó dinamismo pensando más que nada en la audiencia más juvenil”, opinó.
Jonathan Oliva, profesor de Ciencias Naturales y Física, asegura que le gustó la exposición. “Me interesa mucho el cine como herramienta de trabajo y encontré bastante buena la charla, funciona en el aspecto social. El estilo de usar diapositivas sin imágenes me pareció interesante, porque apela a la imaginación y creo que esa era la idea. La conversación que se dio al final fue lo mejor, quedamos con gusto a poco”, concluyó.
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